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La Real Sociedad se pasea por Gijón

El equipo de Eusebio confirma su buen momento y vence con autoridad (1-3) a un Sporting muy limitado y sin confianza

Los jugadores de la Real celebran el gol de Zurutuza.
Los jugadores de la Real celebran el gol de Zurutuza.Alberto Morante (EFE)

La Real Sociedad tiene mejores jugadores que el Sporting y un entrenador, Eusebio Sacristán, que ha sabido transmitirles su concepto del fútbol, el que mamó como actor de reparto en el "Dream Team" de Johan Cruyff. Si a eso unimos la dinámica en que llegaban los dos equipos a El Molinón, no es de extrañar el resultado (1-3), corto para la superioridad donostiarra. Fue casi un paseo por el césped, como el que se dieron un puñado de seguidores por la cornisa para celebrar un triunfo que sitúa a la Real muy arriba, donde se merece.

Desde el primer momento, la Real pareció una máquina engrasada y el Sporting un equipo a expensas de las equivocaciones del rival. Mientras que a los gijoneses les costaba enlazar dos pases seguidos, los blanquiazules llevaban el balón desde la defensa, casi siempre con el pase de salida de Illarramendi entre los centrales, hasta una línea de tres cuartos de lujo, formada por Carlos Vela, Xabi Prieto y Oyarzábal.

La Real, además, descubrió en la izquierda el flanco más débil del rival. Lo ocupaba, por la baja de sus dos ocupantes habituales, el brasileño Douglas. En su primera titularidad en Gijón, el lateral cedido por el Barça fue lo que se esperaba, una calamidad defensiva y una baza atacante muy a tener en cuenta, aunque solo sea por su caótica forma de entender el fútbol. Por su banda, y no por casualidad, llegó el primer gol visitante: Yuri dobló a Carlos Vela y su centro fue cabeceado por Íñigo Martínez, Cuéllar respondió in-extremis para mayor gloria de Xabi Prieto, que con sangre fría y calidad picó el balón sobre el portero.

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La jugada concentró todo el repertorio de la Real Sociedad: buena disposición táctica, movilidad, velocidad de balón, un defensa central en posiciones de remate y un veterano para poner la guinda. Mientras que el 0-1 fue consecuencia del juego, el empate respondió a esos accidentes tan habituales en el fútbol. Y tuvo que ver con la desinhibición de Douglas, que ya había explorado el ataque en alguna incursión de mérito. El brasileño metió un centro preciso al área, donde Moi Gómez acomodó de cabeza para la llegada de Cop y el croata empaló magníficamente de volea, que entró pegada al poste de Rulli.

Desacierto final

Quizá la Real pagó cierta relajación, casi lógica ante su evidente superioridad. No pudo arreglarlo antes del descanso, pero nada más empezar el segundo tiempo ya se vio que iba en serio. En seis minutos resolvió el partido. Primero con otra entrada de Yuri por la izquierda, finalizada esta vez por Zurutuza. Y el definitivo 1-3 en un lanzamiento de falta espectacular de Íñigo Martínez, que salvó la distancia, unos 30 metros, y la oposición de Cuéllar con un tiro fuerte e intencionado, de dentro a fuera, que se coló por la escuadra.

A partir de ahí ya no hubo debate. Abelardo apeló a la épica con otro delantero, pero lo único que consiguió fue desequilibrar aún más a su equipo, con Borja Viguera arrinconado en una banda. Con espacios y la convicción de las cosas bien hechas, la Real pudo marcar el cuarto, el quinto y el sexto. Lo evitó un inspirado Cuellar y un obcecado Juanmi, que no aprovechó los minutos que le concedió Eusebio al fallar dos ocasiones clarísimas.

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