Manu Ginóbili, la zurda de una generación de oro
Para entender la magnitud de la figura de Ginóbili, jugador argentino de baloncesto, hace falta viajar atrás en el tiempo. A los orígenes del deporte de la canasta en su país —Argentina fue una de las ocho naciones fundadoras de la FIBA, en 1932— con un largo viaje en barco a Europa en 1948 que terminó con una derrota olímpica frente a EE UU (59-57). Al apoyo de Perón al deporte. Y también a la tradición deportiva de Bahía Blanca.
Allí, en 1977, nació Emanuel Ginóbili, considerado por muchos el mejor jugador latinoamericano de baloncesto de la historia. Un niño que se pasaba horas tirando a canasta. Que acudió a su primera convocatoria internacional casi de casualidad. Que ha ganado, entre otras muchas cosas, cuatro campeonatos de la NBA y un oro y un bronce olímpicos.
En Manu Ginóbili y el milagro argentino (Ediciones JC), Juan Francisco Escudero reconstruye la historia del baloncesto argentino y de su generación de oro escogiendo como eje la trayectoria del genial alero zurdo. El propio jugador ofrece las claves para gestionar el talento: no distraerse del objetivo, entender el entorno, saber relegar a veces el lucimiento personal, disfrutar del juego de equipo y comprender las limitaciones propias. Parece fácil.