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“Los demás araban la banda, Marcelo siembra flores”

El brasileño debutó en el Madrid en enero de 2007 con sólo 18 años, diez después se ha adueñado del carril izquierdo con el mismo desenfado. “Tiene más calidad que yo”, dice Roberto Carlos

Eleonora Giovio
Marcelo, en el partido de Liga contra el Leganés.
Marcelo, en el partido de Liga contra el Leganés. CLAUDIO ÁLVAREZ

“Saca la pelota desde atrás con un desenfado llamativo, pasa por el centro de la cancha como si fuese su casa y llega arriba con soluciones de delantero. ¡Más no se le puede pedir a un defensa! Estábamos acostumbrados a laterales como Gordillo o Roberto Carlos que araban la banda, Marcelo va sembrando flores", dice Jorge Valdano exdirector general del Madrid y ahora comentarista de beIN. Marcelo, las flores y la samba del vestuario blanco, cumple hoy diez años en el Real Madrid.

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Llegó siendo un crío, a finales de diciembre de 2006. Le ficharon Pedja Mijatovic y Franco Baldini por 12 millones de euros. Cara de niño, sonrisa de tímido y cabeza rapada. Hoy tiene mogollón de pelo y la misma cara desenfadada. Así se toma el fútbol y la vida. No ha cumplido siquiera los 30 años. Marcelo, que empezó con el fútbol sala y fue fichado después por el Fluminense, estuvo a punto de dejar la escuela de fútbol porque sus padres no podían afrontar el coste del autobús que le llevaba a las instalaciones deportivas. El Fluminense finalmente se hizo cargo de los gastos.

Debutó con la camiseta del Madrid el 7 de enero de 2007 en Riazor. Entró por Michel Salgado en el minuto 57 y jugó con Helguera, Cannavaro y Ramos. El entrenador era Fabio Capello, técnico que siempre ha mirado a los jóvenes con recelo. El italiano necesitaba a gente experta y formada. Nada de arriesgarse ni de perder el tiempo. En los seis meses siguientes, Marcelo desapareció de las convocatorias (19 para ser precisos): sumó 165 minutos.

"Querían cederle porque venía del fútbol sala"

En verano el club le quiso ceder al Valladolid. El joven brasileño se negó. Quería quedarse y demostrar que no necesitaba rodajes. “Había directivos en el club que decían: ‘Pero si es de fútbol sala… hay que cederle al Valladolid’. Algo a lo que se negó el mismo Marcelo y el propio Schuster, que habló con Mijatovic para que en el club entraran en razón. Teníamos 4 laterales derechos y sólo uno zurdo que era Marcelo, un jugador muy ofensivo, de los que le gustaban a Bernardo”, confiesa Manolo Ruiz, preparador físico con el alemán. Esa temporada, la misma en la que Roberto Carlos se marchó del Madrid, empezó la progresión de su pequeño heredero. Marcelo pasó de jugar seis partidos a no bajar nunca de los 30. El carril izquierdo empezaba a ser cosa suya.

Avispado, enérgico, agitador, recordaba las broncas que le echaban Heinze y Cannavaro por no hacer las coberturas y la envidia (sana) que le tenía a Pepe. “Necesito un poco más de tiempo, a veces busco el balón y me voy y me voy y me olvido de volver. No me pasa como a Pepe, que cuando se mueve en el campo se nota que lleva ocho años en Europa. Siempre que hace un movimiento se queda con ventaja. Yo a veces corro en una dirección y me complico. Heinze y Cannavaro siempre me gritan: baja, baja, cubre, vuelve”, contaba el lateral en 2008.

Guti, Higuaín y Marcelo, en un partido de Liga de 2010 contra Osasuna.
Guti, Higuaín y Marcelo, en un partido de Liga de 2010 contra Osasuna.EFE

Pese a sus temores y atrevimientos —a veces se le ve hacer ruletas y virguerías dentro su área y a un par de metros del portero como si no hubiese un rival enfrente— siempre acaba la temporada entre los 3-4 jugadores de la plantilla con más recuperaciones. Este año lidera la tabla con 71 por delante de Varane (65) y Kroos (64).

Roberto Carlos: “Tiene más calidad que yo”

“Me pedía consejos al principio porque no se encontraba a gusto con los movimientos. Yo le decía que lo primero era defender y luego atacar y que no tuviera miedo a equivocarse. Había dudas cuando llegó, pero yo sabía que iba a hacer un trabajo enorme. Es el mejor lateral del mundo, tiene más habilidad y calidad que yo”, cuenta Roberto Carlos, admirador y amigo íntimo de su compatriota. En los diez años que lleva en el Madrid, el lateral, que luce el brazalete cuando no está Sergio Ramos, ha jugado 381 partidos, marcado 26 goles y dado 53 asistencias. Está en el podio de futbolistas extranjeros con más partidos: a sólo 15 de Di Stéfano, pero bastante más lejos de Roberto Carlos (527). 

Massimo Neri era el preparador físico con Capello y dice que en Valdebebas todos se dieron cuenta de que Marcelo era jugador para el Madrid. “Tenía esa mezcla de timidez y desparpajo típica del que quiere triunfar. Era rápido, técnico y con unas muy buenas condiciones atléticas. Había que hacerlo todo paso a paso. Lo recuerdo como un chico educado y respetuoso. En sus primeros meses hablaba poco y escuchaba mucho”, cuenta Neri.

"Tenía calidad, desparpajo, era muy seguro de sí mismo y perdía muy pocos balones. Además, siempre estaba predispuesto a escuchar. Lo que le ha llevado a estar en la elite no es sólo la técnica, sino la mentalidad y las ganas de aprender", abunda Manolo Ruiz.

Marcelo, el día su presentación como jugador del Madrid.
Marcelo, el día su presentación como jugador del Madrid.EFE

“La madurez es no hacer caso de los consejos, como los de Heinze y Cannavaro. Marcelo se ha aceptado tal y como es; por sus condiciones naturales hace pesar su juego en todas las zonas de la cancha. No es un jugador especialmente fuerte, ni especialmente rápido, sí especialmente talentoso. La seguridad con la que llegó es propia de un jugador que se sabía especial”, apunta Valdano. Y añade: “Cuando no está, el Madrid pierde inspiración”.

Marcelo es un alma libre y la alegría del vestuario. Siempre está vacilando a sus compañeros, incluso en los rondos. En diez años, no le ha dado ni un problema al club. Sólo ha sufrido una lesión importante, en otoño de 2012, cuando se rompió el quinto metatarsiano en un entrenamiento con Brasil. Pocas veces se le ha visto sin sonrisa. Una de ellas fue en el Da Luz y en San Siro. Después de la Décima (entró como revulsivo y fue clave), y cuando ganó la Undécima lloró como un niño.

“Es un lateral eminentemente libre, te da la sensación de que sale a desdramatizar los partidos, cosa que para un defensa no es aconsejable salvo que tengas la técnica y la fantasía que tiene él”, resume Valdano. Para el Madrid es una bendición. El único jugador que no tiene recambio es el único que también tiene la capacidad de salirse siempre del guion.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de deportes, especializada en polideportivo, temas sociales y de abusos. Ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Es licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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