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Cómo iniciar a su hijo en el Surf

Conversación con Anna Blanch, surfista, mamá y hawaiana de adopción

Anna Blanch remontado una ola
Anna Blanch remontado una olaMaxyme Houyvet
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Cuando vienen los hijos se suele dar una de las tres opciones a la hora de practicar la actividad al aire libre que se ha disfrutado hasta ahora, a saber: Uno “Uf, no puedo salir a correr, con el niño no me puedo mover de casa ni un segundo”; Dos “Tengo unas ganas de que el niño pueda montar en bici conmigo”; y tres “El niño me tiene loco, me voy a dar una vuelta por la montaña a ver si me despejo”.

Confieso que yo caigo en la opción dos, el 60 % de las veces más o menos, la de querer compartir con mi hijo la diversión y el entusiasmo por el mar y la montaña. El verano pasado fuimos al Palmar en Conil de la Frontera, Cádiz, e intenté que lo cogiesen en una de las escuelas de surf que orlan la playa infinita de la localidad. Solo contaba dos añitos recién cumplidos, y la respuesta del profesor, un chico espigado de ojos azules con barba rala y cabellera rubia, fue: “Pero hombre ¿cómo vamos a poner ar shiquillo ensima de una tabla? Si es tan shico, con la cabeza que tiene se nos cae pa alante sin olas”. Así que no quedaba otra que la opción B, que yo le subiese a la tabla y le hiciese cabalgar su primera olita. Opción que no me entusiasma mucho porque cuando quise enseñar a mi sobrino a esquiar le pase por encima con los esquíes, lo que me califica como no muy buen profesor para ciertas cosas. Menos mal que cuando ya decidí llevar a cabo el plan a la desesperada, surgió un viento salvador, conocido en la zona como Levante o también “quejarturadelevante”, que vació la playa de surfistas, despojó el mar de olas y a mi hijo le generó una idea muy clara en la mente: “O me sacas de la playa o te monto la mundial”. Actitud que ahora juzgo de positiva porque yo ya estaba en la playa con la tabla, rebozado cual croqueta en arena y con la intención de salir al mar aunque el viento nos llevase a Madeira. Eso sí, lo bueno es que tenía la playa para mí solo.

Así que, con el temor de que no me lo vuelvan a coger este verano y tener que echar mano del plan B, llamé a Anna Blanch, exsurfista profesional y mamá de dos preciosos niños, que ya hacen sus pinitos sobre las olas, para que me diese algunos consejos.

Algunos empiezan con el Surf antes de nacer
Algunos empiezan con el Surf antes de nacerAnna Blanch
Koa con su hermanito
Koa con su hermanitoAnna Blanch
P. ¿Cómo empezaste en el Windsurf? ¿Te iniciaron tus padres?

Empecé cuando tenía unos trece años en el Club Natación Barcelona. Me enseñaron mi padre y mi hermano. Lo descubrí en la Manga del Mar Menor una Semana Santa que fui con mi familia. Mi hermano y mi padre practican windsurf y como no, toda hermanita admira lo que hace el hermano mayor, así que yo también quería hacerlo. Me dejó probar, me gustó, me enseñó, me enganché y ¡ya no paré!

P. ¿Qué edad tenía tu hijo cuando le llevaste a surfear por primera vez?
R. La primera vez que lo metí en una tabla de surf y agarro una ola solo tenía 11 meses. Fuimos a visitar a unos amigos en Kauai, Hawái. Al salir de surfear vino corriendo a buscarme y lo subí a la tabla, Koa estaba muy contento. Vimos que se formaba una ola pequeña en un banco de arena justo al lado de la playa, fácil y nada de profundidad entonces yo le empuje y su padre lo esperaba. Fue su primera ola solo, al acabar quería más y más... fue un día para recordar.
P. ¿Qué es lo más difícil de llevar a tus hijos al mar?
R. ¡Qué nunca quieren salir!
P. ¿Qué disciplina de surf crees que es mejor para empezar siendo niños (Wind, body, kite, surf, SUP, skim surf)?
R. Antes de empezar con cualquier tabla tienen que estar muy seguros en el agua, no tener miedo y saber por lo menos flotar. Creo que lo mejor es aprender jugando, normalmente, al principio se lo pasan muy bien con un bodyboard, no se dan golpes y aprenden a mantener el equilibrio. Luego si vas a una playa donde hay un poco de orillera juegan a agarrar olas y a perder el miedo a los “revolcones”. Luego si quieren más, como el mío… lo más fácil es agarrar olas juntos con un tablón…. esto les aleja de la playa y van cogiendo confianza ya que están contigo. …. para kite y windsurf ya tienen que ser un poco más grandes, por lo menos siete años para tener la fuerza suficiente para jugar con el viento.
P. ¿No te da miedo tener al niño flotando en una tabla? Lo digo por los tiburones, los tsunamis, que te coja tus tablas o incluso que surfee mejor que tu.
R. Al revés, me encanta estar al agua todos juntos y es increíble ver lo rápido que aprenden a estas edades, son de goma y tienen una facilidad increíble ¡A su corta edad ya surfean mejor que nosotros!
P. ¿No echas de menos la competición? ¿Ni un poquito?
R. Fue una época maravillosa, donde aprendí muchísimo y conocí a gente fantástica. No lo echo de menos, pero lo recuerdo con muchísimo cariño. Ahora mi “competición” es otra.
P. ¿Qué es más gratificante: ganar un campeonato de wind o ver a tu hijo disfrutando de las olas un día de playa cualquiera?
R. Hombre, ganar el título mundial tiene que ser muy gratificante y no se gana cada día, a mis hijos los veo cada día disfrutando de la playa. Cada cosa a su momento, ahora que tengo hijos, verlos disfrutar sea como sea.
Koa con su padre en Kauai
Koa con su padre en KauaiAnna Blanch
P. ¿Qué consejos darías a los padres para que lleven a sus hijos pequeños a hacer surf?
R. Que si ellos no están al 100 % seguros de que lo puedan hacer, no hacerlo. Tampoco forzar a los niños a que se metan si ves que tienen miedo. Tiene que ser una experiencia divertida y segura para todos y no estresante y peligrosa. Se tiene que aprender jugando.
P. ¿Qué puntos para practicar surf de España (y Portugal) son tus favoritos?
R. Para windsurf me gusta Pals, en el norte de Barcelona y para surf la Barceloneta, no siempre por la calidad de las olas pero por estar a 10 minutos de casa y los buenos momentos de surf con todos los amigos.
P. ¿Y del resto del mundo?

Las islas de Hawái. Sobre todo Hookipa pra surfear y Baby Beach para saltar. Es un gusto poder navegar con bañador en aguas cristalinas de 25 grados y con el volcán Haleakala de fondo.

Anna Blanch

Sueños sobre viento armado

Anna Blanch, se inició en el mundo del windsurf de la mano de su padre y hermano cuando contaba tan solo trece añitos. Desde entonces su afición fue creciendo hasta convertirse en profesional y alcanzar el séptimo puesto de la clasificación mundial. Durante 7 años disputó las competiciones internacionales patrocinada por grandes marcas como Naish, Desigual o GoPro. Una hernia discal, provocada por los amerizajes con la tabla, le apartó prematuramente de los torneos donde todo apuntaba a que iba a ser llamada una de las grandes de este deporte.

El mismo viento, que la aupaba en vuelos imposibles a más de 6 metros de altitud y la apartó de este deporte, la transportó a destinos remotos con culturas distintas y gente nueva. A más de trece mil kilómetros de casa, en la isla de Maui, Anna superó este revés, formó una familia, y es donde un viento de popa sopla para que Anna, su marido y sus hijos disfruten de la vida, del surf y del Pacífico Norte.

Cinco consejos para aficionar a sus hijos al aire libre

Sacar a los niños a la naturaleza y que practiquen actividades es más fácil con buen tiempo. El reto es que se acostumbren a hacerlo siempre que se pueda. El objetivo no es que se aficionen a los mismos deportes y actividades que usted, sino que crezcan lo más fuerte física y emocionalmente posible, y que eviten esas sesiones de 5 a 6 horas de videojuegos que les condenan a un círculo vicioso de sedentarismo. Porque hacer deporte al aire libre reduce el riesgo de obesidad, diabetes, colesterol alto y presión sanguínea desbocada, además mejora el estado emocional del niño, sus habilidades sociales y le capacita para un aprendizaje más hábil.

Esto se puede hacer en 5 pasos.

[1] De ejemplo

Si los niños le ven tocando el clarinete, les llamará la atención la música, y si en vez de pegarse 4 horas viendo la tele sale cada día con la bicicleta, al niño le parecerá que es una opción muy apetecible. Pero sobre todo si lo practica en otoño y en invierno con tiempo relativamente aceptable.

[2] Conviértalo en un juego, échele imaginación

Los niños aprenden jugando. La técnica o los propósitos iniciales del deporte no tienen tanta importancia como la diversión del niño. Así que, por ejemplo, si quiere que su hijo se inicie en el surf pueden jugar a que la tabla es un barco pirata, una ruta por la montaña puede ser una búsqueda del tesoro, o una sesión de MTB la caballería del Rey Arturo.

[3] Son ellos los que están practicando su actividad no usted

Los niños tienen sus necesidades y una resistencia limitada. No es la mejor idea acometer una ruta de 5 horas por la sierra con medio metro de nieve y llevarse a su hijo por primera vez, vamos lo que viene a ser un embarque. Lo óptimo es planificar actividades que puedan ser interrumpidas en cualquier momento y pillen el campamento base (coche, la toalla y la sombrilla, o la cafetería) a no más de 10 minutos. No hay que forzar a los niños, no hay necesidad de batir ningún récord ni convertirlos en soldados espartanos, tienen que recibir buenas sensaciones e irse con ganas de más.

[4] Vaya equipado

¿A ver? Cortavientos, guantes, navaja-multiusos, GPS,... ¡perfecto! Ahora empiece a echar en la mochila: agua para los niños, batidos, aperitivos, alguna gominola, fruta, toallitas refrescantes, estuche primeros auxilios con tiritas, camiseta y calcetines extra, pulpos elásticos para remolcar la pequeña bici, mochilas portabebés o carrito. Piense en que puede necesitar el niño en la jornada y lléveselo.

[5] Descubra nuevos horizontes

Es posible que para usted el surf sea su forma de vida, pero es posible que para su hijo no. Así que lo mejor es introducir a su hijo en varias actividades, como el ciclismo, el senderismo o el submarinismo, además del surf. La parte buena es que usted puede descubrir nuevas facetas del Outdoor que le encantarán, la mala es que se le va a constipar la tarjeta de crédito. Todo sea por el niño.

Anna Blanch

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