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El Real Madrid roza la lona ante el Morabanc Andorra

Los de Laso salvan en la prórroga un partido bravo y polémico y se citan con el Baskonia en semifinales de la Copa del Rey de Vitoria

Faustino Sáez
Walker busca el tiro ante Ayón
Walker busca el tiro ante AyónEFE

El Real Madrid estiró el umbral de su capacidad agonística para imponerse a un vibrante Morabanc Andorra y citarse con el Baskonia en las semifinales de la Copa del Rey de Vitoria. Conmovedor en su coraje, el equipo de Joan Peñarroya peleó hasta desfallecer en la prórroga en la que se decidió un duelo bravo y polémico. Un sobresaliente Randolph (25 puntos) y varios arrebatos de carácter liderados por Llull y Nocioni evitaron que el campeón besara la lona tras el majestuoso partido de Shermadini (27 puntos). Se agarraron los blancos a la cornisa tras un comienzo espeso que desató la confianza andorrana, pero quemaron demasiado depósito para medirse al anfitrión mañana en otro duelo de colmillo.

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Preocupado por atajar la efervescencia de su rival, Laso reclutó para el quinteto inicial a Maciulis y Taylor pero, con la medida, fue más grande la descompensación en ataque que la firmeza defensiva. Los blancos comenzaron con un pobre 2 de 9 en tiros de campo (5 de 19 al final del primer cuarto) y tres pérdidas de balón que permitieron al Andorra tomar la iniciativa (6-12, m. 6). Visto el panorama, el técnico madridista desmontó el plan y fue dando entrada progresivamente a Rudy, Randolph y Doncic. Pero para entonces, Albicy manejaba el ritmo de las operaciones y Shermadini ya había comenzado a faenar. En las semifinales de la edición de 2014, el pívot georgiano, entonces en las filas del CAI Zaragoza, martirizó a los blancos con 19 puntos y 30 de valoración. En esta ocasión, sumaba siete en otros tantos minutos en pista y 13 al descanso.

Una inspirada ráfaga de Rudy apenas sirvió para maquillar el comienzo a contrapié del Madrid. Avisados por la referencia del enfrentamiento liguero en el Palacio, cuando el destemple inicial de los blancos les avocó a un sofocón sólo resuelto tras una prórroga, los jugadores de Laso se esmeraron en la previa en explicar un propósito de enmienda basado en la intensidad y la concentración. Pero los blancos confundieron pronto el vértigo con la prisa y la aplicación con la ansiedad. David Navarro reforzó la intendencia andorrana y el Morabanc decretó el estado de optimismo con un parcial de 3-11 que hizo saltar las alarmas en el banquillo madridista (21-37, m. 17).

El primer plan de emergencia de Laso, con la salida de Draper, resultó fallido; el segundo, con la incorporación de Nocioni, sirvió para capear el temporal. La bravura del Chapu activó, mucho antes de lo esperado, los resortes de la épica habituales de las finales. El toque de corneta sirvió para corregir algunos desequilibrios, pero el 2 de 16 en triples (29% en tiros de campo en la primera mitad) condenaron al Madrid a una persecución que no entraba en sus cálculos (33-43, m. 20).

El Andorra hacía valer su libro de estilo de posesiones cortas y descaro a campo abierto mientras el Madrid no encontraba ni el juego ni el oficio. El Morabanc explotaba sus habilidades y los de Laso apelaban a las voluntades. Shermadini anotaba ganchos excelsos y los madridistas fallaban tiros sencillos bajo el aro. Y, con los papeles cambiados, el partido se convirtió en un dilema entre la ilusión y la experiencia.

Randolph, salvador para los blancos

El Madrid redobló la defensa para encontrar la serenidad que le permitiera enderezar el rumbo. Los blancos se olvidaron de arrollar y se dedicaron a desmontar a su rival. Cada ataque se convirtió en una vuelta de tuerca y al Andorra comenzó a faltarle el aire en su ascensión. Un parcial de 13-3 entre el minuto 23 y el 27 permitió a los de Laso equilibrar el pulso y un triple de Llull a 1m 29s de la conclusión del tercer cuarto devolvió la ventaja a los madridistas (56-54) después de media hora a remolque.

El cuarto definitivo comenzó con un febril intercambio de canastas. El Andorra se abrazaba a su intrepidez y sobre todo a Shermadini y el Madrid peleaba contra el desgaste de su depósito. Los de Peñarroya volvieron a tensar la cuerda (64-71, m. 33) y el campeón apeló por enésima vez a la heroica. Los triples de Carroll y el acierto de Randolph sostuvieron a su equipo y llevaron al partido a la cuerda floja (75-75, m. 37). Pero al Morabanc todavía le quedaba valentía. Con David Navarro como artificiero, los azules lanzaron su última traca. A 44s del final, con 80-84, Shermadini lanzó el gancho de la sentencia, pero los árbitros señalaron unos pasos que estiraron la intriga. Carroll anotó un triple tras dos rebotes ofensivos y Randolph otro tras dos tiros libres anotados por Albicy (86-86). El pase de Llull a Randolph llegó tras pisar la línea de la frontera del campo atrás. La plaza para semifinales se jugaba en cuatro segundos y Albicy falló el tiro de gracia. En la prórroga no perdonó el campeón.

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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