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Cosacos contra celtas

El Krasnodar, un nuevo rico ruso, pondrá a prueba la ambición del Celta como único superviviente español en los octavos de final de la Europa League

El sueco Viktor Claesson, del FK Krasnodar, disputa la pelota a un futbolista del Fenerbahçe.
El sueco Viktor Claesson, del FK Krasnodar, disputa la pelota a un futbolista del Fenerbahçe.SERGEI KARPUKHIN (REUTERS)

Al alba llegó el Celta desde Járkov, a las ocho menos cuarto de la mañana le recibieron en Vigo un grupo de incondicionales. A bastantes de los que se dieron cita en el aeropuerto de Peinador en esos festivos maitines les debió de parecer un sueño el resultado del sorteo celebrado apenas cinco horas después en tierras suizas: el Celta se jugará el pase a los cuartos de final de la Europa League contra un equipo ruso, el FK Krasnodar, de nuevo con el segundo partido en campo ajeno, a apenas 700 kilómetros de Járkov. El partido de Balaídos se jugará el 9 de marzo, la definición de la eliminatoria una semana después, justo tres días antes del derbi gallego de Riazor. “Es un rival difícil, otro desplazamiento largo, pero debemos encontrar primero nuestra mejor versión, esforzarnos en eso. Me gustaría terminar la eliminatoria en Balaídos, pero somos un equipo peligroso como visitante”, valora el técnico Toto Berizzo.

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Krasnodar, una ciudad próxima al millón de habitantes, está en tierra de cosacos, vecina al Cáucaso y el Mar Negro. “Va a ser lindo para conocer”, se ilusiona el central Facundo Roncaglia. En aquel confín emerge un proyecto futbolístico que toma vuelo en los últimos años con el inevitable mecenas que todo club ruso que se precie tiene tras sí. Sergey Arutyunyan fundó en 1998 una tienda de comestibles en su ciudad natal. Hoy tiene una cadena de 7.500 supermercados que dan empleo a más de 250.000 trabajadores. Forbes le sitúa en el número 219 en el escalafón de millonarios. En 2008 decidió fundar un club de fútbol, seis años después ese equipo jugaba la Europa League tras eliminar en la última fase previa a la Real Sociedad. El año pasado avanzó un paso más hasta caer en dieciseisavos de final contra el Sparta de Praga tras liderar un grupo en el que estaba el Borussia Dortmund, en esta edición ha ido por ahora un poco más allá. Esta semana rompió su techo tras apear al Fenerbahçe.

Video de presentación del nuevo estadio del Krasnodar.

Al frente del rival del Celta está uno de los futbolistas más talentosos de la última gran hornada rusa, Igor Shalimov, un centrocampista que deslumbró tras el Mundial de Italia en el excitante Foggia que armó Zdenek Zeman. Todos los tópicos del futbolista ruso se le podían aplicar a Shalimov, buen fumador, mejor bebedor, amante de la farra y de la noche. Acabó en el Inter, que entonces era un buen pasaporte al fracaso. Aún así cumplió una buena primera temporada antes de salir tras la segunda a un carrusel de cesiones y a un epílogo futbolístico sin brillo, con la mancha final de un episodio de dopaje por nandrolona que nunca quedó aclarado. Shalimov, de 48 años de edad, ya no peina rizos sino que luce una calva coronada por unas cuantas canas. Se integró en la estructura de Galitsky hace dos años tras varias campañas al frente de la selección femenina de Rusia y en septiembre le promovieron a la dirección técnica del primer equipo, un conjunto plurinacional, con brasileños, suecos, colombianos, uruguayos, ecuatorianos y burkineses, con el máximo goleador de la última liga rusa, Fedor Smolov, y el sucesor de Ibrahimovic en la capitanía de la selección sueca, Andreas Granqvist, que lidera al equipo desde el centro de la zaga junto a Naldo, ex jugador del Getafe hace dos temporadas.

Al Celta le espera un nuevo rico que ha conseguido darle la vuelta a los colores de una ciudad en la que la mayoría ya no aplaude al histórico Kuban. Con una enseña propia de equipos norteamericanos, los toros de Krasnodar reciben desde el pasado mes de octubre en un suntuoso escenario de 36.000 butacas, todas ellas dotadas con calefacción, un lujo al alcance de su Galitsky, que desembolsó más de 250 millones de euros en la nueva casa que visitará el Celta con la ilusión de igualar su mejor trayectoria en competición europea. En 2001 llegó a cuartos de final tras dejar atrás, entre otros, al Shakhtar. El Barcelona le apeó entonces, en una edición que se llevó el Liverpool tras superar al Alavés en la final. “Siempre lo mejor está por suceder. Está bien que el recuerdo te sitúe donde estás, pero debemos ir por más. Somos capaces de jugar un gran fútbol y no habrá rivales a los que no intentemos ganar”, anuncia Berizzo.

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