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Isco resucita al Madrid ante el Villarreal

La entrada del malagueño y un penalti demasiado riguroso permiten a los de Zidane remontar ante un rival que durante una hora fue mucho mejor. Los blancos, con un partido menos, siguen líderes de la Liga

José Sámano
Los jugadores del Madrid celebran el gol de Morata, tercero del Madrid.
Los jugadores del Madrid celebran el gol de Morata, tercero del Madrid.BIEL ALINO (AFP)

Al borde del precipicio, el Real Madrid resucitó a tiempo y salvó el liderato con un arreón final con 2-0 en contra. De nada le sirvió al Villarreal su merecida ventaja, pero la entrada de Isco como guía y un penalti demasiado riguroso —imposible para Bruno cortarse el brazo— le rebajaron en la última media hora. Mientras Zidane tuvo en el campo su alineación fetén, la que conquistó la undécima el pasado 28 de mayo, el Madrid estuvo a merced de su oponente. El refresco de Isco y la efectividad de Morata le rescataron cuando ya se veía descabezado en la Liga. Sin fútbol durante una hora, tiró de agallas para resurgir.

Hasta el ocaso del Villarreal con el puntilloso penalti, el cuadro local tuvo mayor empaque. Escribá envidó con estrujar al Madrid en medio campo, con Castillejo y Adrián para percutir por las bandas y Dos Santos y Trigueros como escoltas de Bruno para gobernar el juego. La pócima le dio resultado durante una hora y el Villarreal se manejó con fluidez. Al tiempo que conquistó el balón supo blindarse ante cualquier contragolpe visitante. El Madrid fue decreciente. Hasta que apareció Isco, el Madrid se aplatanó.

Toque a toque, Trigueros, Bruno y Dos Santos —excesivo tajo para Casemiro— tomaron el control y Castillejo puso el picante ante Marcelo, al que dio la lata de lo lindo. Sin un depredador en ataque, el conjunto castellonense necesita llegar al gol paso a paso, masticar cada ofensiva. Es más creativo que dinamitero. El gran sustento del Villarreal son los mimos de sus volantes a la pelota, con Bruno al frente, cuyas botas dan la hora. Gravitar sobre sus centrocampistas también garantiza a los de Escribá su armadura defensiva.

Perdido el medio campo, al Madrid le faltó expresividad, mayor decisión. No encontró desborde, salvo en alguna evacuación de Marcelo. En una de ellas llegó su mejor oportunidad del primer periodo. Benzema cabeceó el centro del lateral y Asenjo respondió con tanto acierto como infortunio. La rodilla izquierda, quebrada en su momento como dos veces la derecha, le dio un aviso. Con todas las alarmas encendidas, el portero más en forma de la Liga tuvo que retirarse antes del intermedio. El fútbol ha sido demasiadas veces cruel con Asenjo.

Hasta el penalti embocado por CR, en La Cerámica se jugó a lo que quiso el Villarreal, con un Madrid achicado, con el balón fuera de su alcance. Y sin suministro de la pelota apenas pudo enganchar a sus distinguidos delanteros. Se quedó limitado a alguna improvisación individual. No la encontró hasta que se vio 2-0 y le subió la fiebre. Antes, Trigueros y Bakambú, tras una asistencia peritada de maravilla por Bruno, habían certificado la superioridad local. Reaccionó Zidane con Isco por Casemiro. No le quedaba otra. Con el malagueño de enlace, el Madrid remó mejor. Isco, como Bruno, sabe flirtear con el balón, le da sentido y sabe esquivar alambradas, ya sea con un pase filtrado o con un regate.

Adrián y Casemiro disputan un balón aéreo.
Adrián y Casemiro disputan un balón aéreo.MIGUEL ANGEL POLO (EFE)

Animado por Isco y ya con otro impulso aparecieron Cristiano y Bale. El primero cazó un remate al poste izquierdo de Andrés Fernández, preludio del cabezazo triunfador de Bale tras un servicio de Carvajal. Lo mejor de CR y el galés llegó con el Madrid angustiado. Sus dos chispazos surtieron efecto en los de Zidane y alteraron al Villarreal, que por primera vez en la noche se sintió acogotado. De repente, el partido se le volvió crudo y larguísimo. Se vio encapsulado, ya sin hilo con el medio campo, tan solo enchironado en su área.

La sacudida ya fue total cuando el árbitro interpretó como penalti una mano de Bruno, que ni pudo reaccionar al despeje de Víctor Ruiz a un palmo. La excesiva condena arbitral desquició a la grada, al banquillo y al equipo. Cristiano no falló y dio vida a los blancos hasta el final. Destemplados los amarillos y con el Madrid lanzado, Isco rebañó la pelota y otro centro de un lateral, en este caso Marcelo, hizo brindar a los visitantes. Morata cabeceó y Andrés estuvo algo tierno al intentar bloquear el remate. En veinte minutos, el Madrid salvó la cabeza en la Liga. Quién sabe si fue una remontada de campeonato.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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