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¿Puede Tatiana Calderón llegar a competir en la Fórmula 1?

La colombiana firmó con Sauber como piloto de desarrollo, pero sin títulos en categorías inferiores es difícil que conduzca uno de sus monoplazas

A sus 23 años, Tatiana Calderón cumplió uno de sus sueños: llegar a la F-1. La piloto colombiana, con doble nacionalidad española gracias a una abuela paterna, firmó el pasado martes un contrato con la escudería Sauber como piloto de desarrollo. Su vinculación con el equipo será más dedicada al marketing que a conducir, porque es muy difícil que entre en el cockpit de uno de los monoplazas de la escudería suiza. A lo máximo que, en principio, puede aspirar es a poder trabajar algún día en el simulador.

“Llevo muchos años trabajando para conseguir eso”, confiesa Tatiana Calderón con una ilusión desbordante. “Muchos pagarían para alcanzar esta situación. Pero no es seguro que pueda subirme a un F-1, estamos hablando de la posibilidad de realizar algún entrenamiento libre. Pero no hay nada seguro”, agrega, sin perder la esperanza.

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Tatiana Calderón fue presentada por Sauber como un nuevo valor al que vienen siguiendo. Pero su fichaje responde más a la idea de incorporar a una mujer piloto en su equipo, que a la de darle un volante. Es muy complicado que Tatiana pueda subirse a un Sauber en alguna prueba oficial. Sin embargo, su presencia en los circuitos, dentro de la estructura del equipo, permite avivar el debate sobre la necesidad de que alguna mujer se incorpore al mundo de la F-1.

Otras mujeres en la F1

Una ojeada al pasado nos lleva al recuerdo de nombres como Carmen Jordà, que trabajó en Lotus en 2015, en una situación similar a la de Tatiana ahora, pero que nunca consiguió subirse a un F-1. O a la trágica experiencia de María de Villota, que sufrió un gravísimo accidente en julio de 2012 cuando estaba realizando unas pruebas con Marussia en el aeródromo de Doxford. La última mujer que corrió en un entrenamiento de un Gran Premio, fue la esposa de Toto Wolf, Susy Wolf, que corrió con Williams un viernes de 2014 en el circuito de Silverstone. 22 años antes, Giovanna Amati, había intentado clasificarse, sin lograrlo, en las carreras de Brasil, Sudáfrica y México con un Brabham.

La historia es tozuda. Y la F-1 exige resultados para conceder sus volantes. Tatiana Calderón, por el momento, no los tiene. Comenzó a competir a los nueve años en karting en Colombia y Estados Unidos y ganó algunas carreras. Eso le permitió acceder a la categoría de los monoplazas y corrió en circuitos ovalados, en fórmulas de promoción. Decidió después viajar a Europa, donde comenzó su periplo en la F-3 española. Pasó luego a la F-3 europea y coincidió allí con algunos pilotos ahora ya consagrados como Max Verstappen, Esteban Ocon y Daniil Kvyat. Pero ellos ganaban y ella, no.

El año pasado se enroló en GP3 y logró entrar en los puntos en dos ocasiones. Y este año, aconsejada por Sauber, volverá a competir en la misma categoría de la mano del equipo francés Dams. “Mi objetivo es poder acabar entre los 10 primeros de forma habitual”, confiesa. Los títulos no parecen a su alcance. Y para poder pilotar un F-1 es indispensable presentar un buen palmarés.

Sin embargo, en Sauber, Tatiana Calderón ha encontrado una buena puerta de entrada a la máxima categoría, potenciada por el hecho de que hay dos mujeres muy importantes en el equipo: Monisha Kantelborn, jefa de la escudería, y Ruth Buscombe, responsable de estrategia. El fichaje de Tatiana Calderón les ha permitido esta semana obtener cierta notoriedad.

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