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El Real Madrid mide su confusión ante el Eibar

Zidane niega la existencia de una crisis en un equipo cada vez más frágil e inestable que se pone a prueba en Ipurua frente a un Eibar que le empató en Chamartín (1-1)

El Real Madrid guarda un minuto de silencio durante el entrenamiento.
El Real Madrid guarda un minuto de silencio durante el entrenamiento. PIERRE-PHILIPPE MARCOU (AFP)

El Real Madrid vivió el primer tramo de temporada inmerso en una euforia desmedida, marcada por una importante pero no decisiva racha de imbatibilidad de 40 partidos. Un momento de felicidad plena que solo interrumpió un bache de empates como el que logró el Eibar. Los jugadores que dirige Mendilibar, como muchos de los equipos que han desfilado por el Bernabéu esta temporada, jugaron de tú a tú a los blancos y se llevaron un punto el 2 de octubre.

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Cinco meses después el Madrid examina en Ipurua (16.15, beIN LaLiga) una irregularidad futbolística a la que, últimamente, acompañan menos los resultados. La derrota del Madrid en Valencia, la victoria agónica y con remontada en Villarreal, y el empate in extremis y sin saber cómo, como reconoció Marcelo, ante Las Palmas, han encendido todas las alarmas en Chamartín. El Madrid ha perdido el liderato a falta de recuperar el partido de Balaídos. Un pinchazo más en Eibar puede exponerle a sus rivales directos en el Bernabéu. Vienen el Atlético, el Barça, y el Sevilla en la penúltima jornada.

En el momento más delicado desde su llegada hace poco más de un año, Zidane no quiere oír hablar de crisis pero reconoce problemas. “¿Crisis? No existe esa palabra para mí. No es el mejor momento de la temporada y no estamos contentos, pero vamos a seguir con lo que estamos haciendo. Esto pasa”, dijo el francés, que espera una reacción. “Hay cosas que podemos mejorar y las vamos a mejorar, espero que hoy”, remarcó.

La fragilidad del Madrid es evidente en las últimas semanas. El equipo ha perdido el orden de los primeros meses de competición, en los que, sin brillantez, se consolidó en el liderato a base de un juego compacto y enérgico. Hoy el equipo parece roto, más cuando no está Casemiro, el gran protector de la defensa. El brasileño, que será titular en Ipurua, compensa la tendencia general al desequilibrio defensivo.

"Estoy a muerte con ellos"

En 2017 el Madrid encaja más goles y recibe más disparos que en 2016. Los rivales rematan hasta en cinco ocasiones por partido (3,5 en 2016) y los de Zidane reciben de media 1,4 goles (1,15).

En los tres últimos partidos, los que coinciden con el regreso del tridente ofensivo, la media ascendió a dos goles y casi seis remates en contra. La defensa, cada vez más expuesta, se vio desbordada, afrontando situaciones de clara inferioridad. Contra el Villarreal y Las Palmas el Madrid perdió la posesión del balón y solo reaccionó tras desplomarse. “Últimamente es así; lo positivo es que en los dos últimos partidos pudimos volver y sacar un empate y una victoria”, reconoció Zidane.

El técnico no profundizó en el estado de su equipo, confundido y nervioso ante los últimos acontecimientos, ni presentó en público ninguna solución a los problemas que se presentan. Tan solo promulgó la ley del trabajo y abogó por mantener la línea que han seguido hasta ahora. “Dependemos de nosotros”, dijo el técnico, “nunca vamos a buscar excusas y sabemos lo que podemos conseguir trabajando y luchando en el entrenamiento y en los partidos. Nosotros somos positivos y vamos a seguir trabajando con tranquilidad”.

Zidane aseguró estar “a muerte” con todos sus jugadores. “Nosotros estamos convencidos de lo que hacemos”, remató el técnico, que hoy en Eibar tiene la oportunidad de volver a convencer a la afición.

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