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Mente fría, corazón caliente

Ante la necesidad de golear, el Barcelona apela a la paciencia en el campo y la excitación en el estadio para enfrentar a un rival muy serio como el PSG

Ramon Besa
Messi, en el entrenamiento previo al partido del PSG.
Messi, en el entrenamiento previo al partido del PSG.Manu Fernandez (AP)

Al mejor Barça no se le recuerda por la épica, ni por ninguna célebre remontada, sino por la perfección, expresada en un dígito mágico: 5-0. El marcador con el que Cruyff conquistó el Bernabéu, Romario se ganó al Camp Nou y Guardiola recibió a Mourinho. Y el resultado que le valdría también hoy para eliminar al PSG. El problema es que en los 57 precedentes que se han dado en la Copa de Europa no se recuerda a ningún equipo que haya remontado un 4-0 como el que encajó el Barça en París.

Hubo una vez, cierto, que Messi le marcó cinco goles al Bayer Leverkusen (2012), otra en que le metió cuatro al Arsenal (2010) y aún se recuerdan los tres que le endosó al City de Guardiola (2016). También se sabe que el equipo de Luis Enrique ha ganado los 14 partidos de Champions en casa y ya son 19 sin perder desde la caída ante el Bayern (2013), cuando el 10 andaba lesionado y ya se temía por la salud de Tito. En el Camp Nou se conoce igualmente el currículo de Emery.

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El vasco se maneja estupendamente en las eliminatorias, tricampeón con el Sevilla en la Liga Europa, circunstancia decisiva para entender su continuidad en el PSG después de una llegada tormentosa. El presidente Nasser Al-Khelaïfi no le perdonó a Blanc que su equipo fuera eliminado el año pasado por el City, después de haber superado al Chelsea, y ahora confía más que nunca en el español para derrotar al Barça.

La riqueza táctica y física, así como los muchos recursos de la plantilla, compensan la falta de tradición continental del equipo de París. Emery planteó tres partidos distintos en la ida y en los tres superó a Luis Enrique. La receta ante un rival necesitado puede ser el contragolpe, un arma que dominan muy bien desde su buena defensa —para encajar cuatro goles en Francia se han necesitado 10 partidos—, el trabajo solidario y también por el perfil de sus futbolistas, liderados por un ariete en estado de gracia como Cavani: 37 goles en 36 partidos.

A pesar de que no hay un manual de instrucciones para un partido de tal calibre, en el Barcelona aspiran a no perder la cordura y tener la paciencia suficiente para protagonizar “un golpe a nivel mundial” en palabras de Luis Suárez. “La derrota nos pegó fuerte y ahora tenemos enfrente un lindo desafío”, añadió. “No hay que volverse locos, ni jugar apresurados”. El dibujo recuperado por Luis Enrique, el 3-4-3, favorece el despliegue del Barça.

La salida del balón ha mejorado con los tres centrales, aumentó la posesión y el control del partido desde que se llenó el medio campo con un cuarto volante, al equipo le resulta más fácil encontrar a Messi, la cancha se ensancha y se fijan las marcas rivales con un extremo abierto y el costado derecho se ha equilibrado, circunstancia que beneficia a Sergi Roberto. También reapareció una buena versión de Rakitic. Y Luis Enrique dispone de hasta 13 futbolistas para el once ante el PSG.

El momento de partido

Mascherano pugna con Jordi Alba y Umititi por un puesto en la zaga y no se sabe quién se caerá de la alineación por la entrada de Iniesta. Hay varios candidatos: Rakitic, Rafinha o el propio Sergi Roberto. Luis Enrique, al que le importa “un rábano entrar en la historia”, no da pistas sobre la formación ni sobre su plan: “En 95 minutos pueden pasar infinidad de cosas. Hay que completar un buen partido y ser efectivos, generar situaciones que nos acerquen al objetivo. Somos optimistas. Mientras hay vida, hay esperanza. Si nos metieron cuatro, nosotros podemos marcar seis. No tenemos nada que perder y sí muchísimo a ganar. Y estoy convencido de que va a haber algún momento en el partido que vamos a estar cerca y entonces habrá que ir a por ello”, acaba el técnico, seguro de que el Camp Nou estará en alerta, “hiperexcitado”, dispuesto a estimular a su Barça.

Los azulgrana se han animado con el tiempo y el cambio de dibujo ha dado una mayor estabilidad al tridente: Messi interviene más en la punta del rombo (38 goles en 37 partidos), Neymar regatea (5,4 por encuentro) y absorbe mucho juego (4,5 faltas) y Luis Suárez acaba siempre las jugadas (26 tantos y 13 asistencias).

Nada ha cambiado por contra en el PSG. “Tengo la misma confianza en mi equipo y más respeto todavía hacia el Barça que antes del partido de París”, resumió Emery, que no dispone de Motta. “Hay que continuar la obra que empezamos en el Parque de los Príncipes”. No hay dudas sobre la personalidad del PSG. Emery cree que su equipo está preparado para dar el salto de calidad que pide Al-Khelaïfi y el Barça siente que se le presenta un partido precioso para recuperar su buena reputación en Europa.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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