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Federer, como en sus mejores tiempos

El suizo recupera sus grandes registros y se aproxima al número uno

Alejandro Ciriza
Federer posa tras ganar el Masters 1.000 de Miami.
Federer posa tras ganar el Masters 1.000 de Miami.AL BELLO (AFP)

Hace tres meses, cuando acababa de comenzar la temporada, Roger Federer tenía un plan específico. Sin embargo, esa estrategia ha ido saltando poco a poco por los aires. El suizo, ganador de los tres títulos más importantes que se han disputado hasta el momento —Open de Australia, Indian Wells y Miami Open—, mantiene la hoja de ruta que había diseñado en la recta final del año pasado, cuando apuraba su recuperación y perfilaba su regreso después de siete meses de ausencia, pero sus objetivos han cambiado radicalmente. El de Basilea, en solo un trimestre, se ha quitado 10 años de golpe. Ocupa ahora mismo un espacio mucho más onírico de lo él mismo podía imaginar.

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“Ha sido un camino soñado. Mi cuerpo ha reaccionado de maravilla y no puedo estar más feliz. Para mí, el sueño continúa”, expresó el suizo en el corazón de Crandon Park, con el trofeo al costado. “Ya no se puede decir que esté de regreso, porque estoy sano, me siento bien y puedo hacer un tenis como el que estoy haciendo”, precisó el ganador de 18 grandes, que en un intervalo de tiempo muy corto ha recuperado su esencia, su registro más contundente. Federer, hoy día, es de nuevo el gran Federer. En una versión distinta, evolucionada y enriquecida con muchos matices, pero al fin y al cabo un jugador muy similar al que gobernó con puño de acero el trienio de 2004 a 2007, la franja en la que cosechó su mayor número de éxitos.

Sin que nadie lo esperase, el suizo ha tenido que ir replanteándose sus metas sobre la marcha. Las victorias, su propia inercia, le han arrastrado hacia una posición dominante. Ganó el primer major del año y los dos Masters 1.000 de la gira norteamericana. La victoria es su rutina y ahora él es el hombre a batir, el jugador que mejores números ha firmado hasta ahora. Lidera la Race con 4.045 puntos, por delante de Rafael Nadal (2.235), y ha ascendido hasta el cuarto escalón del ranking. Su efervescencia ha ido empujándole progresivamente hacia arriba y lo que antes se consideraba una utopía ahora no lo es.

* GRÁFICO (la categoría de 'torneos' se atiene a los disputados hasta el mes de abril).

“Si continúa así y mantiene este nivel volverá al número uno”, pronosticó el español, que ha claudicado en los tres pulsos de esta temporada frente a Federer. Para este la prioridad no es hollar otra vez la cima del circuito, sino seguir dándole lustre a su palmarés con más Grand Slams. No obstante, la posibilidad está ahí. Las puertas se han abierto. La tentación de gobernar otra vez puede ponerse a tiro si consigue más trofeos, pero Federer lo tiene claro: saber frenar es sinónimo de estar bien, luego de competir mejor, así que no alterará un ápice el rumbo y tras el desgaste en tierras norteamericanas hará otro parón. Será una pausa de siete semanas, las justas para tomar aire, relajar los músculos y llegar a tiempo a Roland Garros (28 de mayo).

Federer devuelve la pelota durante la final contra Nadal.
Federer devuelve la pelota durante la final contra Nadal.JULIAN FINNEY (AFP)

Más definitivo al resto

“Ya no tengo 24 años y mi cuerpo necesita descanso”, expone el protagonista, que lució por última vez el número uno en 2012 (29 de octubre). Antes lo defendió durante 302 semanas, divididas en dos franjas: de 2004 a 2010 y en 2012. Nadie estuvo en el trono más que él, ni siquiera Pete Sampras (286) ni Ivan Lendl (270). Y ahora, en esta versión ultraofensiva, escuchando a su cuerpo y dosificando el calendario, Federer está dejando unos números muy cercanos a los de sus mejores tiempos. Así lo reflejan las estadísticas recogidas por la ATP, siempre taxativas.

Esta campaña, el de Basilea está impecable tanto con el servicio como al resto. En términos de efectividad (61%), su saque le ha permitido obtener un 79% de los puntos con primeros y un 58% con los segundos, por lo que se mueve en unas cifras muy parejas a la de sus cursos más productivos: 2005 (76/59), 2006 (77-59) y 2007 (77/59). Llevando la iniciativa, evita el 68% de los puntos de break y gana el 91% de los juegos. Además, cuando se trata de ser definitivo y convertir las opciones de rotura, atina en un 43% de los casos; es decir, más que en ninguna otra temporada, con la excepción de 2005 (44%).

Por delante, Federer observa un panorama de lo más optimista. Aunque no participará en los torneos previos a Roland Garros —esto es, ni Montecarlo, ni Mutua Madrid Open ni Roma—, a partir de París tendrá ante sí una enorme bolsa de puntos que cosechar, puesto que en 2016 renunció a los cinco últimos meses. “Ahora puedo tomarme un descanso. El cuerpo necesita un respiro y la familia me necesita”, resolvió el helvético en Miami, su último territorio reconquistado.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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