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Tercera derrota seguida del Granada de Adams

El Málaga, revitalizado por Míchel y con un gran Sandro, vence con solvencia en el derbi regional a un rival que enfila el descenso

Rafael Pineda
Juankar intenta batir a Ochoa en su salida.
Juankar intenta batir a Ochoa en su salida. MIGUEL ANGEL MOLINA (EFE)

No habrá milagro en Granada. Una jornada más con Tony Adams en el banquillo y otra derrota. Ya son tres seguidas y no se aprecia el mínimo atisbo de reacción. Siete goles en contra y ninguno a favor. Lo peor, además, son las malas sensaciones que despide un equipo cuyos jugadores parecen desquiciados, como demostraron Gastón Silva o Mallé con entradas muy duras y a destiempo en el tramo final del encuentro. El Granada se va a Segunda y sus propietarios deberán reflexionar. El Málaga de Míchel, por su parte, certificó la salvación y demostró su buena forma. El técnico madrileño ha revitalizado a un grupo que estaba muy tocado con el Gato Romero en la dirección técnica del equipo. Al buen trabajo, sobre todo mental, de Míchel, se ha unido el gran momento de forma de Sandro, autor de los dos goles del triunfo (suma ya 12 en la Liga). Un delantero que no para de crecer y que volvió a ser definitivo para el conjunto andaluz, dueño y señor del partido, dominador de principio a fin, gracias, también, al excelente trabajo defensivo de un grupo bien capitaneado por Recio y Camacho. El Málaga, salvado, incluso jugando muy bien, tiene tiempo todavía para disfrutar en el tramo final de la temporada. Su próximo partido será especial, otro derbi regional, ahora en La Rosaleda, frente al Sevilla.

La desolación se ha instalado en el Granada, cuyos jugadores apenas pueden rebelarse ante un destino que les conducirá a Segunda. Su fiel afición contempla casi atónita los aspavientos de Adams en el banquillo, casi desesperado por hacer reaccionar a un plantel escaso de intensidad y compromiso. No es que los jugadores del Granada no lo intenten. No es eso. Son profesionales y hacen su trabajo, pero sin esperanza ni fe, condenados a un triste destino. Adams cambió hasta a cinco jugadores del equipo que perdió ante el Sevilla. Solo le valía la victoria ante el Málaga, ya salvado, y, sin embargo, los de Míchel fueron dueños del partido desde el primer minuto. El Granada se defendió como pudo ante un rival dueño de todas las acciones, que llegó una y otra vez a la meta defendida por Ochoa, el guardameta con más paradas de la Liga. Keko, Camacho, Recio y Juankar gozaron de hasta cuatro claras ocasiones para marcar. El Granada, tímido y asustado, sin capacidad para atacar, se fue salvando de milagro.

Tanto caminar al filo del alambre tenía que acabar mal para los de Adams. El Málaga, que salió con fuerza en la segunda mitad, se adelantó en el marcador con un golazo de Sandro. Un disparo seco y preciso desde fuera del área ante el que no pudo hacer nada Ochoa. Bastante había parado ya el mexicano. Enésimo fallo de la zaga local en el despeje, también. El Granada lo intentó, pero de manera desesperada, sin orden, jugando de forma muy atropellada. La constatación de muchas jornadas de impotencia y de una campaña para olvidar, con tres entrenadores al mando de un grupo con poco sentimiento de pertenencia a una ciudad y un proyecto. En la grada solo se escuchaban los cánticos de los aficionados malaguistas desplazados a Granada mientras el estadio se vaciaba. En esos tristes momentos, Sandro, a pase de un inquieto Ontiveros, hizo el segundo de otro gran disparo para hacer más profunda la herida rojiblanca. Adams había dejado de hacer aspavientos en la banda mientras algunos jugadores y muchos aficionados lloraban en la grada. El descenso, desgraciadamente, es cuestión de tiempo para el Granada.

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