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Jerez tiene en Dani Pedrosa a su glorioso protagonista

El piloto de Honda se impone desde la pole gracias a su dulce pilotaje, Márquez es segundo y Lorenzo logra su primer podio con Ducati

FOTO: Pedrosa celebra la victoria en el podio de Jerez. / VÍDEO: Los aficionados, en Jerez.Vídeo: Dan Istitene (Getty) / atlas
Nadia Tronchoni

La lógica no tiene cabida en un circuito cerrado, de asfalto, lleno de curvas y en el que, como mínimo, se sobrepasan los 280 kilómetros por hora. A esas velocidades y en curvas tan míticas como Dry Sack, Nieto y Peluqui (por quienes han caído y brillado en ellas) puede pasar de todo. Entre otras cosas, que se inviertan los papeles y donde siempre había dominado la Yamaha, fina y manejable, ahora lo haga una Honda menos agresiva, más fácil de pilotar. Es lo que ha pasado este fin de semana en Jerez. Bajo un sol mortificante, especialmente entre las dos y las tres de la tarde, cuando se han decidido la pole position y la victoria. Y tanto una como otra tuvieron en Dani Pedrosa a su glorioso protagonista. La última vez que había logrado salir desde la primera posición de la parrilla fue en Sepang, dos años atrás. Pero lo Jerez es otra cosa.

A Pedrosa le gusta. Y le encaja. Solo el año pasado, de los diez años en los que ha corrido en la pista gaditana, no logró subirse al podio. Pero del 2016 a este mes de mayo han cambiado mucho las cosas. En su vida y en su box. Dice que decidió afrontar la vida con más sonrisas, que los problemas que tienen que llegar van a hacerlo igualmente. En las carreras y fuera de ellas, se ha rodeado de amigos como Sete Gibernau. Y en su equipo hay ahora más caras nuevas que de los últimos años, empezando por su jefe de mecánicos, Giacomo Guidotti. Pero lo que más le ha ayudado a estar delante y a ser regular en las carreras es la moto.

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Esta Honda es otra historia. Con esta Honda ya no sufre. Ya no acaba agotado las carreras. Ni él, ni su compañero Márquez. Por fin, convencieron a los ingenieros japoneses de que necesitaban cambiar la filosofía del motor. Y con este big bang la máquina responde mejor a la primera entrega de gas, es menos agresiva, menos brusca y, por ende, más fácil de pilotar. Costó al principio, porque cambiar toda la esencia sobre la que se ha asentado un producto desde hace tantos años no es fácil. Pero Jerez marca el punto de inflexión: tres Honda (junto con la de Crutchlow, que se fue al suelo en carrera) en la primera fila de la parrilla de salida, dos en el podio final. Los neumáticos han hecho el resto para el chico de Sabadell. El año pasado eran demasiado duros y le llevaron por la calle de la amargura. Este se ha visto en disposición incluso de elegir entre el medio y el duro. Se siente cómodo con ambos, solo es cuestión de estrategia. En este caso, su estrategia, su muñeca y ese deslizarse finísimo que tiene en los cambios de dirección le han dado la victoria.

Salió Pedrosa como un ciclón desde la pole, con el neumático duro delante, necesario para hacer trabajar bien la Honda a la entrada de las curvas, y el del compuesto medio detrás. Ahí marcó la diferencia con su compañero de equipo, Márquez, que llevaba el duro. En dos vueltas ya había logrado una ventaja de un segundo, que amplió a segundo y medio en un giro más. Con ese margen, se dedicó a mantener en el ritmo, un ritmo algo bajo. Era necesario. El sol abrasaba y sabía que sería fundamental pilotar como si bailara un vals. Con la delicadeza que le caracteriza fue marcando el paso a cada vuelta. A nueve giros vio cómo Márquez se le acercó ligeramente. Así que apretó un pelín. Y lo mantuvo a raya. Poco después, el campeón del mundo incluso bajó la barrera del segundo: 0,9s. Y Pedrosa tiró un poco más. Quedaban tres vueltas. Y ya no había goma a la que agarrarse. Los ritmos empezaban a ser muy inconstantes, especialmente en el caso de Márquez, lo que daba buena cuenta del estado de la pista y de los neumáticos, destrozados después de tantos giros en un asfalto que alcanzó los 41 grados.

El duelo no llegó, no se esperaba. Pedrosa lo tenía todo controlado desde el viernes y Márquez lo sabía. “Tiene el día inspirado”, dijo aquel. Lo sabía también el sábado, cuando jugó con él y le pilló el rebufo para evitar que hiciera el mejor tiempo. Pero, nada. Han cambiado mucho las cosas en el último año.

Pedrosa, en los primeros minutos de la carrera del gran premio de España.
Pedrosa, en los primeros minutos de la carrera del gran premio de España.CRISTINA QUICLER (AFP)

También han cambiado para Jorge Lorenzo, que hoy viste de rojo. Y que después de sufrir todo el invierno se enganchó a los recuerdos y a su enorme talento para sacar lo mejor de sí en el circuito en el que debutó (y tantas veces ha ganado) hace 15 años. “Lo que le falte a la moto ya lo pondré yo con mi pilotaje”, avisaba a su llegada. Pero ni siquiera se atrevía a soñar con el podio. Ocurre que el trabajo con tesón en ocasiones da sus frutos. Y este domingo pudo celebrarlo en el podio. Su Ducati todavía no gira como él querría, y probablemente no lo haga nunca, pero ha asimilado cómo llevarla: tira de freno trasero para preparar la entrada a las curvas y aprovecha al máximo la buena tracción a la salida para ganar ahí todas las décimas que se le escapan en otros puntos. Era noveno en la salida, donde perdió alguna posición, pero fue remontado poco a poco. El ritmo no era demasiado alto y él fue apuntando víctimas: Rossi, Viñales, Iannone… Después, se benefició de la caída de Crutchlow (en la curva nueve, Nieto, donde cayeron otros tantos antes este domingo) y se lanzó a por Zarco, la revelación de la temporada. Le alcanzó tras 12 giros. Ambos llevaban la misma combinación de neumáticos (los dos medios, la combinación más blanda para la carrera), lo que les permitió hacer un inicio de carrera fulgurante y atacar a sus rivales con facilidad. Una vez lo pasó pareció que no podía desprenderse de él. El desgaste hecho durante media carrera lo acusó después. Las gomas se destruían con facilidad este fin de semana en Jerez. Pero logró defender la posición y mantener el tipo, y tras 20 giros hasta deshacerse de él. Es fino y regular Zarco, pero más lo es Lorenzo. El podio le supo a victoria.

Las dos Yamaha quedaron lejos: Viñales en sexta posición, Rossi en la décima. No lograron hacer trabajar bien el neumático ni siquiera al inicio de la prueba. El flanco derecho de la goma les ha dado problemas todo el fin de semana y eso les deja sin argumentos: así no pueden aprovechar su punto fuerte, el paso por curva. La subida de temperatura a mediodía hizo el resto. Las últimas vueltas fueron un martirio para Rossi, cuyo resultado deja la clasificación en un puño.

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Sobre la firma

Nadia Tronchoni
Redactora jefa de la sección de Deportes y experta en motociclismo. Ha estado en cinco Rally Dakar y le apasionan el fútbol y la política. Se inició en la radio y empezó a escribir en el diario La Razón. Es Licenciada en Periodismo por la Universidad de Valencia, Máster en Fútbol en la UV y Executive Master en Marketing Digital por el IEBS.

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