Muguruza doma a Putintseva

Costó lo suyo, porque Yulia Putintseva se puso puñetera e hizo que toda bola en juego se convirtiese en un litigio, pero progresó. Garbiñe Muguruza dio otro paso más y desembarcó en la cuarta ronda de Roland Garros después de superar un partido que durante una hora transcurrió por la peligrosa arista del desgobierno. Como ya ocurriera en la ronda anterior tuvo que tirar de agallas y garra, porque comenzó destemplada y tardó en tomar el mando. Ahora bien, una vez que lo hizo, adiós a la kazaja (7-5 y 6-2, en 1h 40m) y un cruce en octavos con Kristina Mladenovic (7-5, 4-6 y 8-6 a Shelby Rogers).

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Difícil papeleta, pero antes, este viernes nublado en París, la kazaja, 29 del mundo a sus 22 años. No renunció a una sola pelota Putintseva e hizo correr de un lado a otro a Muguruza, a la que le costó deshacerse de una rival correosa y peleona que le discutió la primera manga. Aprovechó Putintseva que Garbiñe Muguruza no estuvo fina con el servicio, que comenzó el día un poquito dispersa, para enredar el pulso, atrofiarlo con muchos cambios de altura y mucho cambio de ritmo, y conducirlo hacia un terreno caótico que solo podía beneficiarle a ella, menudita y brava, 1,63 y un tren inferior de hierro.

De modo que los cinco primeros juegos se saldaron con cuatro breaks, con lío, mucho lío, galimatías que continuó porque luego vinieron otras tres roturas antes de que se cerrase el parcial. No obstante, Muguruza fue imponiendo poco a poco su jerarquía y se entonó. Afinó el primer saque –no el segundo: exiguo 30% (7/23) de premio– y fue domando progresivamente a la kazaja, cada vez más furiosa, pero en todo un momento un incordio, pelma, irritante, como si a Garbiñe se le hubiese pegado un chicle en la suela de la zapatilla.

Lo dicho, costó lo suyo, una hora de desconcierto, pero la recompensa llegó. Muguruza trazó una línea y partió el encuentro en dos. Controló la escena y fue dibujando buenos números para reducir a Putintseva. Cerró con 26 golpes ganadores, por los 14 de la kazaja, y tan solo desperdició una bola de break de las ocho que dispuso. Se le ve centrada estos días, con un rostro y una actitud muy similar a la de un año atrás, convencida y preparada. No hay exceso, ni defecto. El punto ideal. Seriedad. Avanza con paso firme la campeona Muguruza.