_
_
_
_
_
COPA CONFEDERACIONES 2017
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Alemania y Chile, el triunfo de la escuela

La Roja se afirma en las reglas que estableció Marcelo Bielsa y el conjunto de Löw se consolida como gran potencia mundial

Löw dirige un entrenamiento de Alemania, en San Petersburgo.
Löw dirige un entrenamiento de Alemania, en San Petersburgo.MAXIM SHEMETOV (REUTERS)
Más información
Chile, finalista de la Copa Confederaciones tras eliminar en los penaltis a Portugal
Copa Confederaciones 2017: calendario y resultados de los partidos
Alemania destroza a México (4-1) y jugará la final contra Chile

La Copa Confederaciones confirma que en el fútbol contemporáneo prevalecen las escuelas sobre las coyunturas. Chile se afirma en las reglas que estableció Marcelo Bielsa, y Alemania se consolida como gran potencia mundial.

Da gusto ver a Alemania. En todas las acciones del juego, en la construcción, en la elaboración desde atrás, o en el contraataque. Es un equipo que encuentra soluciones para todos los problemas que le presentan los partidos. No parece una selección tanto como un equipo de fútbol que juega de una forma muy particular. Lo distintivo no son sus grandes cracks sino que juega en función de un modelo que le permite conocer los secretos de lo que significa jugar bien y se anima a hacer cosas que no formaban parte de la cultura de Alemania.

A partir del 2000 hubo un cambio radical y ahora los alemanes sacan jugadores en serie con una mezcla casi perfecta. Mentalidad y presencia física alemana tradicional junto con técnica, conocimiento y picardía propia de sudamericanos. No solo tienen tres o cuatro grandes figuras. Vemos generaciones que se superponen como capas. Parecen fabricados en serie con las mismas pautas. Buen control, buen pase, buena colocación, y las virtudes de siempre: paciencia, perseverancia y mentalidad. Ver la Bundesliga es ver jugadores desconocidos pero excelentes. Podrían formar cuatro alineaciones internacionales de primer nivel.

Kimmich, Goretzka y Werner representan lo mejor del relevo. Kimmich es lo más parecido al sucesor de Lahm. Juega de volante central y de lateral derecho y en todos los lugares de la cancha se siente cómodo. Sabe hacer. Si está apretado contra la raya, si hay que ir para atrás, si hay que dar un pase, si hay que proteger la pelota. Saber hacer es propiedad de muy pocos futbolistas. Timo Werner es un delantero impresionante. Pícaro, hábil, concreto, competente en movimientos cortos, ligero en el contraataque, juega bien de espaldas. No duda. Tiene todo y no le sobra ningún adorno. No es elegante ni es impactante a la vista pero dentro del área es ilegible. Parece básico. Resuelven con lo justo y es muy certero en la definición. En el mediocampo, Goretzka es un volante de ida y vuelta, que aparece y rompe. Ideal cuando la jugada se va gestando, o toca y se mueve, o aparece en el vacío con una predisposición física, con una zancada, que le permite llegar al gol rápido y con mucha naturalidad.

Chile no tiene la abundancia de Alemania pero ha definido sus ideas. Como le sucedió a España cuando dejó de hablar de la garra, Chile aclaró su programa. Lentamente, a partir de Marcelo Bielsa, que eliminó el complejo histórico de una selección que se sentía a la sombra de Argentina y Brasil. Le proporcionó la valentía, la audacia, y eligió jugadores de un perfil nuevo.

Históricamente, los entrenadores de Chile hicieron elecciones más específicas. Buscaban un mediocentro que metía y corría, centrales altos y fuertes que rechazaban, dos por afuera que iban… Así el fútbol no tenía ni secretos ni manera de progresar. El día que Zamorano o Salas no estaban inspirados el equipo no tenía soluciones. Había una figura táctica pero no un funcionamiento. Bielsa fue el pionero, el continuador fue Sampaoli, y ahora con Pizzi los jugadores encontraron la manera de jugar. El próximo entrenador será un continuador. Se ha creado una escuela.

El ejemplo más nítido es el centro de la defensa. No es lo mismo jugar con Medel de central que hacerlo con otros marcadores altos que despejen y rechacen. Antes apostaban por esos defensores que se imponían por el físico pero que no tenían otras obligaciones colectivas. Esto es significativo porque obligaban al equipo a jugar de una determinada manera, ya que en la mitad de la cancha no podían crear. Todo está relacionado. Eliges a Medel de central porque tu idea es defender lejos y presionar en campo rival y necesitas centrales bajos, rápidos, que hagan coberturas y que den el primer pase limpiando la jugada. Del mismo modo, eliges a Marcelo Díaz, un mediocentro más vinculado a la organización y al pase, porque así haces jugar a los demás. Todos tienen características muy comunes entre sí.

El talento es limitado. Alexis y Vidal son irreemplazables pero creo que Chile tiene un estilo ante la ausencia de esos jugadores. Desde que Bielsa cambió las reglas, la forma está por encima de las individualidades. Tener un patrón es muy importante porque el funcionamiento rescata a los jugadores y los empuja a hacerlo bien. Chile, como Alemania, han evolucionado dando prioridad a la forma frente a las individualidades.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_