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Nadal tiene más hambre

Tras coronarse en París, el tenista dice sentirse “preparado” para el asalto a Londres y su equipo subraya la “buena transición” al verde. Sin percance físico alguno, apunta a los dos primeros partidos como clave

Alejandro Ciriza
Nadal, durante el entrenamiento matinal del domingo.
Nadal, durante el entrenamiento matinal del domingo.Alastair Grant (AP)

Superada la treintena y después de una vida que le obligó a crecer y a hacerse mayor más rápido de lo normal, Rafael Nadal controla a la perfección la forma, el fondo y los tiempos en su exposición mediática. Por eso no conviene dejar escapar algunas de sus frases. Su mensaje continúa siendo sincero, pero desde hace tiempo se esfumó la ingenuidad. Si desea trasladar algo, lo hace; sabe cuándo, dónde y cómo hacerlo, de modo que si dice estar a punto conviene tenerlo muy en cuenta. Y mucho. El sábado, durante su primera intervención en la sala de conferencias del All England Tennis Club de Wimbledon, el mallorquín empleó hasta siete veces un término que, salido de su boca, de ningún modo debería caer en saco roto.

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“Estoy preparado”, repitió. Dos de las aseveraciones fueron respuestas directas al planteamiento de los periodistas, que inciden estos días en saber si ha llegado a tono al major británico y si tiene opciones reales de alzar su tercer trofeo en Londres. “Creo que he dado los pasos adecuados para llegar bien preparado aquí”, desprendía mientras intentaba subsanar un ligero corte que se había hecho en el mentón, afeitándose. “Yo creo que lo estoy, pero después se verá si estaba en lo cierto o no. He hecho bien los deberes y estoy preparado para competir”, agregaba el número dos, quien un día después, ayer, ensayó durante una hora y media en la pista 16 del complejo.

Allí, mientras desfilaban otros jugadores –entre ellos Garbiñe Muguruza, madrugadora en el entrenamiento, y Dustin Brown, su verdugo en 2015–, Nadal se exprimió a fondo con el joven Christian Garín, al que conoce muy bien porque el chileno se ejercita durante todo el año en su centro de Manacor. Y al balear se le percibía muy bien, muy a tono, como describen también desde su propio equipo. “Está con mucha ilusión. Nada más acabar Roland Garros ya tenía muchas ganas de jugar aquí y de hacerlo bien. Él cree que puede hacerlo bien y además viene de ganar un Grand Slam, lo que siempre te da un impulso”, explicaba Francis Roig, el técnico que le acompaña junto a Toni.

“Estuvo entrenando la primera semana en Mallorca y desde el primer día ha tocado la bola muy bien. Creo que está haciendo muy bien la transición y ahora lo que hace falta es ajustar una serie de cosas que son muy importantes aquí; solo falta competir e intentar salvar como sea el primero y el segundo partido. Hay que meterse en la dinámica del punto en hierba y eso solo te lo da la competición”, subrayaba el preparador, quien a su vez daba fe del buen estado físico del jugador –“todo en orden, sus rodillas están perfectas–” e insistía en la aclimatación. “Aquí las pelotas botan o muy rápidas o muy lentas, unas salen hacia arriba y otras resbalan. Lo más importante es interpretar qué va a hacer la bola y elegir bien el momento en que vas a atacar. Puedes esperar una rápida, pero si de repente se queda clavada porque te hace un bote vertical… Todo esto te lo dan los partidos”, contaba a este periódico Roig.

El dominio del 'Big Four' en Londres

Federer, durante un entrenamiento en el All England Tennis Club.
Federer, durante un entrenamiento en el All England Tennis Club.Peter Klaunzer (AP)

Siempre aboca a la sorpresa el grande inglés, pero la nómina no engaña y dice que desde 2003 no ha habido un Grand Slam tan monopolizado por el Big Four. Desde entonces, el historial no recoge otro ganador que no sea uno de los cuatro fantásticos: Federer (7), Djokovic (3), Nadal (2) o Murray (2). La realidad, además, expresa que nadie ha ganado esta temporada más títulos que el de Basilea y el español, cuatro por cabeza, y que si alguien ha tenido la capacidad de reinventarse y multiplicarse han sido ellos dos. Hacía cinco que años, desde 2012, que Nadal y Federer no desembarcaban en Wimbledon con una cosecha tan abundante en el primer semestre.

Rafa está en la posibilidad de hacerlo bien. Le veo como para jugar a un nivel correcto durante mucho tiempo

El suizo es, a priori, el favorito. Pese al parón de tres meses, en Halle demostró que en la hierba no hay nadie como él, aunque esta vez hace frente a un cuadro de lo más exigente, al igual que Djokovic. “Les han tocado rivales muy duros”, matizaba Roig, quien a su vez comentaba el trazado menos sinuoso, nombres sobre la mesa, de Nadal: “El nuestro es un cuadro difícil, pero no el más difícil que nos podía tocar a lo mejor… Todos son difíciles, pero lo bueno es que en primera y segunda ronda no nos ha tocado uno de esos que dices: uf, que no nos toque. No. Creo que dejan jugar un poco más”.

Sin embargo, Nadal desconfía siempre del verde. “Así como cuando juegas en tierra más o menos sabes lo que hay o lo que puede pasar, aquí la historia es diferente”, matiza; “no hay posible análisis del cuadro y menos para mí, que llevo dos años sin jugar en hierba. Aquí yo salgo a jugar todos los partidos casi como si fueran el último, porque en cualquier momento puede pasar algo y hay que estar preparado para asumirlo. Si paso los dos primeros partidos, todo se verá. Vengo con una buena dinámica y con confianza porque he ganado muchos partidos a lo largo de todo el año, pero la de aquí es una superficie muy especial”.

Otro desafío: un tercer doblete

Nadal sirve durante un entrenamiento en Londres.
Nadal sirve durante un entrenamiento en Londres.ADRIAN DENNIS (AFP)

“Evidentemente”, tercia Roig, “si en Roland Garros hay x jugadores que te pueden ganar, aquí hay 20 x, muchos más. Aquí no hay cuadros buenos, hay a lo mejor menos difíciles, pero todos son difíciles”. “Lo más importante”, continúa el preparador barcelonés, “es que Rafa está en la posibilidad de hacerlo bien. Lo veo como para jugar a un nivel correcto durante mucho tiempo. Ha entrenado muy bien y se le ve contento y relajado, y eso siempre es significativo”.

He dado los pasos adecuados. He hecho bien los deberes y puedo competir bien aquí

Tiene ante sí el español la posibilidad de redondear un año magnífico, en el que ha ido superando todos los retos que le proponía la historia. Sumó el décimo trofeo en Montecarlo, el décimo en Barcelona y el décimo en París. Ahora, el presente inmediato le ofrece la opción de lograr por tercera vez el doblete Roland Garros-Wimbledon –lo consiguió en 2008 y 2010– y recuperar el trono del tenis mundial, aunque esto último no le quite ni mucho menos el sueño. Su objetivo, hoy día, solo tiene tres colores: el blanco, verde y púrpura de Wimbledon. “Para mí siempre ha sido muy especial este torneo, porque cuando comencé a tener éxito en este deporte uno de mis grandes objetivos era jugar bien aquí y lo conseguí. Mi motivación es alta”, abunda Nadal.

En su caso, nada mejor que el hambre como preámbulo.

Estreno con John Millman, el 137 del ‘ranking’

Por el mismo lado del cuadro que el escocés Andy Murray, al que le puede arrebatar el número uno en Wimbledon, Nadal se estrenará hoy (hacia las 15.30, Movistar+ Deportes/#0) frente al australiano John Millman, un rival inédito, 137º del ranking.

También intervendrán a lo largo del día otros cuatro jugadores españoles: Roberto Bautista (Andreas Haider-Maurer), Fernando Verdasco (Kevin Anderson), Carla Suárez (Eugenie Bouchard) y Sara Sorribes (Naomi Osaka).

Del mismo modo entrarán en escena Murray (Bublik) y el suizo Stan Wawrinka (Medvedev), uno de los tres que pueden arrebatarle el trono al escocés, junto a Nadal y Djokovic. Por su parte, el serbio (Klizan) y Roger Federer (Dolgopolov) no debutarán hasta la jornada de mañana, puesto que están situados en la otra parte del cuadro.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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