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Nadal también castiga a Young

El número dos reduce al estadounidense con un gran ejercicio ofensivo (6-4, 6-2 y 7-5, en 2h 11m) y avanza a la tercera ronda sin ceder un solo set. El viernes se enfrentará al joven ruso Khachanov

Alejandro Ciriza
Nadal devuelve una pelota contra Young.
Nadal devuelve una pelota contra Young.David Ramos (Getty)

En el majestuoso silencio de La Catedral, donde se puede escuchar hasta el deslice de un caracol, una batalla de sonidos: los cordajes de Rafael Nadal y Donald Young astillándose por la dureza de los golpes de uno y otro. El español, en combustión, exige todo el rato al estadounidense, zurdo como él, veloz e incómodo; no se rinde el norteamericano, hasta que se da cuenta de que su loable resistencia carece de sentido porque el balear es para él ya un imposible, una muralla insalvable. Desenlace: 6-4, 6-2 y 7-5, en 2h 11m.

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Nadal consideraba esencial superar la criba de las dos primeras rondas, siempre traicioneras e indigestas en los últimos años, de modo que visto lo visto el español superó con nota la primera fase de su expedición en Wimbledon. Si el día del estreno exhibió una solidez fuera de toda duda y rubricó su triunfo más abultado en el césped londinense, esta vez mantuvo la firmeza, aunque Young le hizo trabajar bastante más que John Millman. Propuso el estadounidense (43 del mundo) un duelo de pistoleros y, aunque a veces reviente la bola, salió mal parado.

Tal vez no fuera el mejor partido de uno y otro, pero la grada inglesa disfrutó de lo lindo. Lo dicho, siempre un silencio sepulcral, a excepción de cuando el fluido tráfico aéreo de la ciudad desafiaba a la norma del distrito 19. Silencio, silencio, silencio. Y fuego a discreción por parte de ambos tenistas. Nadal, enchufado y sirviendo como los ángeles, aunque después fuera decreciendo la estadística; y Young, intentando romper la pelota una y otra vez, casi siempre acelerado.

El de Chicago no contempla la pausa ni los ritmos intermedios, y cada punto es para él una práctica de la ruleta rusa. Todo o nada. Es un atleta en toda regla y tiene piernas y potencia para aburrir, pero le pueden las prisas y el ímpetu, la sobreexcitación con la que diseña cada embestida. Sobre eso incidió Nadal, al que no le asusta la potencia y que además tiene muchísimo más temple. Controló el mallorquín, domó a la fiera y se asomó con decisión y eficacia a la red: 27 aciertos en las 34 subidas que planteó.

Un abordaje de manual

Respondió a la agresividad de Young con una ofensiva y una determinación muy superior. Colmillo afilado en cada una de sus interpretaciones al ataque. Ofensivamente, el abordaje fue de manual. También edificó la victoria desde el servicio: solo lo cedió una vez, en el tercer parcial; retuvo el 80% de los puntos jugados con sus primeros saques y desbarató dos de las tres opciones de break que dispuso su rival. A eso le sumó 38 golpes ganadores (31 el norteamericano) y su registro dejó el poso clásico y añejo de Wimbledon.

“Voy día a día, me lo tomo con calma e intento disfrutar de cada momento”, afirmó en la breve entrevista de rigor con la organización del torneo. El próximo cruce, el viernes, le empareja con con el joven ruso Karen Khachanov (3-6, 7-6, 7-6 y 7-5 a Thiago Monteiro). "Es muy bueno. Le pega fuerte, tiene muy buen primer saque, muy buen segundo, buen drive, buen revés... Para nada va a ser un rival cómodo", anticipó el de Manacor, de 31 años.

De castigo en castigo va Nadal, que no actuaba en La Catedral desde aquella funesta tarde de 2015 ante Dustin Brown. Esta vez abandonó la pista risueño, autografiando una pierna ortopédica (-"he firmado en superficies más raras, créeme"-, le decía luego a un periodista). Hacía tres años que no pisaba la 3ª ronda y ahora, sorteada la criba de los primeros días sin ceder un solo set y ofreciendo certezas de un muy buen tono, su sombra va haciéndose cada vez más grande en Londres.

EXHIBICIÓN DE MURRAY Y ELIMINACIÓN DE CARLA

Antes de que Rafael Nadal entrara en juego, el número uno, Andy Murray, firmó una victoria impecable contra el alemán Dustin Brown, el que fuera verdugo del balear en Londres hace dos años.

A pesar de que no llegó a Wimbledon en su mejor momento, ni mucho menos, Murray solventó su segundo compromiso con mucha holgura. Liquidó a Brown por 6-3, 6-2 y 6-2 (en 1h 36m), sin ceder ni una sola vez el servicio y cometiendo solo cinco errores no forzados.

También vencieron otros dos cabezas de serie, Marin Cilic (7-6, 6-4 y 7-5 a Florian Mayer) y Jo-Wilfred Tsonga (6-1, 7-5 y 6-2 a Simone Bolelli). Y a ellos se unió Roberto Bautista, ya en la tercera ronda al batir a Peter Gojowczyk (6-2, 6-1, 3-6 y 6-3, en 2h 17m).

La que cayó fue la canaria Carla Suárez, derrotada por Shuai Peng (doble 6-2).

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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