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Reportaje:Fútbol | Sexta jornada de Liga

Dos Copas y mucho caos

Sánchez Llibre cumple 10 años al frente del Espanyol en un mandato lleno de claroscuros

Jordi Quixano

Con el equipo situado a dos puntos del descenso y con la continuidad del técnico en entredicho, el Espanyol parece no haber variado un ápice la tónica que le envuelve en los últimos años. El vestuario, además, anda revuelto; el técnico Valverde castigó ayer para el partido contra el Villarreal a Luis García, que hizo unas declaraciones altisonantes lamentando su mal estado físico y, de paso, comprometiendo el trabajo del preparador. Pero postreramente, el Espanyol se ha convertido en el club que más tajada saca desde el caos, el desorden y los conflictos. La mejor representación la hizo la temporada pasada, cuando tras ganar la Copa del Rey se salvó de la quema del descenso cuando faltaban tres minutos para que concluyera la Liga. Acorde con el embrollo general, el mandato de Daniel Sánchez Llibre, que ya cumple el decenio, es tan convulso como exitoso. Sólo así se entiende que el equipo, en 7 de los 10 últimos ejercicios, haya quedado por detrás del décimo puesto y, además de no bajar de categoría, haya logrado dos Copas, la mitad de sus títulos en 106 años de historia -ganó otras dos en 1929 y 1940-. Pero la irregularidad constante no sólo se ha dado en los asuntos deportivos, sino en todos los estamentos del club. Como el año pasado, que no se pudo celebrar la junta de accionistas por un fallo técnico en los ordenadores. Sánchez Llibre atendió a este diario. "No he usado los métodos más usuales, pero el equipo ha ganado dos títulos", se escuda.

- De Sarrià a Cornellà.

"¿Quién quiere vivir como un pordiosero en el palacio de Buckingham?", cuestionó en 1995 el malogrado vicepresidente españolista Fernando Lara, fallecido en un accidente automovilístico. Dos años más tarde, el club vendió el estadio de Sarrià y se trasladó a Montjuïc, justo cuando Sánchez Llibre accedió a la presidencia. "La noche antes de entrar en el Espanyol, el club no tenía presidente; nadie se atrevía a firmar la venta de Sarrià", analiza. Desde entonces, el Espanyol no ha tenido campo propio. Hasta 2002, el club abonaba algo más de 600.000 euros de renta anuales por el alquiler de Montjuïc. Una vez se peleó con Barcelona Promoció -empresa municipal que gestiona el estadio olímpico-, dejó de pagar para alcanzar otro acuerdo más beneficioso con el propio Ayuntamiento, que le redujo a la mitad el coste del abonamiento anual. En la temporada 2007-08, se inaugurará el nuevo estadio de Cornellà.

- Fichajes extrapresupuestarios. Sarrià se vendió por algo más de 60 millones de euros. Tres temporadas después y pese a haber ganado la Copa de 2000, el Espanyol volvió a estar en una situación complicada debido a la mala gestión financiera y peor asesoría deportiva; la deuda ascendía a 33 millones. "Entré en un club sin estadio, sin patrimonio y con un endeudamiento muy gordo. Aunque no he reconducido la deuda, tenemos la ciudad deportiva y el nuevo estadio", argumenta. El endeudamiento ronda los 37 millones, cosa que limita los fichajes. Así, el curso pasado, se creó una sociedad inversora entre miembros del consejo y accionistas para poder fichar. Los jugadores en alquiler son Zabaleta, Costa y Luis García. "No queda otra que apoquinar de nuestro bolsillo", conviene.

- El trasiego de jugadores. Desde que llegara Sánchez Llibre, el Espanyol ha fichado a un total de 73 jugadores. O, lo que es lo mismo, a algo más de siete futbolistas por año. Nada propicio para dar continuidad a proyecto alguno. "Pocos jugadores no son", admite. Hay, además, casos rocambolescos, como el fichaje del meta austriaco Manninger, que llegó en julio de 2002 y se fue apenas un mes después. No se le da muy bien fichar al club blanquiazul; de todas las incorporaciones -sin contar el presente curso-, nueve futbolistas no han disputado más de cinco partidos y otros 13 no han pasado de los 12. "Mi problema ha sido el tema deportivo", lamenta.

- A más de un técnico por año. Sólo Paco Flores y Miguel Ángel Lotina han durado dos temporadas ininterrumpidas en el banquillo. "Hay que hacer un análisis más detenido. Camacho no quiso seguir, Bielsa tampoco y Moya hizo de entrenador puente", asevera. Pero con casi todos ha acabado mal la cosa. "Con Flores, que era un gran españolista, hubo problemas tremendos. Conmigo, que soy muy diferente, pasa lo mismo. Es posible que todos seamos los malos, pero también que hay verdades que no se quieren descubrir", soltó Juande Ramos cuando el club, cuatro meses después de ficharlo, le suspendió de empleo y sueldo. Clemente también tuvo sus discrepancias con la secretaría técnica y se marchó envuelto en polémica. "Me quedo con Brindisi, Lotina y con Flores, que nos dio la primera Copa", dice. Pero lo mismo pasa con el área deportiva. El club ha tenido cinco secretarios técnicos en 10 años. "Deportivamente me pongo un aprobado. Si cuento las Copas, un notable", defiende.

- Brotes racistas en la Puerta 8. En el ejercicio anterior, la afición más radical del Espanyol, las Brigadas Blanquiazules, increpó con gritos racistas a su propio portero Kameni. No sólo eso, sino que en los últimos años ha sido normal ver en la sección de la Puerta 8 esvásticas y símbolos fascistas. "En todo este tiempo no ha habido ningún problema grave dentro del estadio", esgrime. Pero en los derbis contra el Barça, las Brigadas han lanzado sillas, arrancado vallas y destrozado servicios. "Este año su comportamiento ha sido correcto, sin problemas", amplía.

- Problemas de vestuario. Hace tres años, el ambiente del vestuario, según reconocieron los jugadores, era un hervidero. Acabado el ejercicio, uno de los dos grupos emigró. Fue el caso de Àlex Fernández, Amavisca, Ibarra, Maxi... Y los que se quedaron, como Lopo y Dani García, seguirían después sus pasos. "Me voy: no aguanto el ambiente del equipo", dijo Dani García. El otro grupo, tildado de vacas sagradas o gordas, lo formaban Tamudo, Pochettino y De la Peña. Este año también se ha admitido que la plantilla pasa por una situación similar. En vez de Pochettino, ya retirado, se ha incluido a Luis García en el grupo de los jefes. Paco Herrera, director deportivo, pidió que aparecieran los líderes para tirar del carro en momentos de apuros. Tras una semana de palabras altisonantes, Luis García no está convocado para medirse al Villarreal. "Conozco bien a Tamudo, Iván y Luis. Ninguno es capaz de crear mal ambiente", dice Sánchez Llibre.

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