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La 'Gioconda' de Fischer a los 13 años

Muchos aficionados sostienen que esta es la partida más bella en 15 siglos de historia

Leontxo García

Si alguien duda de que el ajedrez puede ser un arte, dejará de hacerlo tras ver esta obra maestra, que también convencerá a quienes cuestionan que el rey de los juegos, junto a la música y las matemáticas, es la actividad que produce más niños prodigio. Bobby Fischer tenía 13 años en 1956 cuando creó una maravilla que dejará perplejos y emocionados a los amantes del deporte mental mientras el mundo exista.

Cuando uno ve y analiza la undécima jugada de las negras con tranquilidad, todo es de una lógica aplastante: ese golpe conecta con asombrosa eficacia los elementos tácticos de la posición y permite que todas las piezas negras, excepto la torre de a8, dancen armónicamente. Pero Donald Byrne se defiende bien, y tras su decimoséptimo lance deja la dama y un caballo negros bajo amenaza. Todo indica que Fischer está en serios apuros y debe buscar algo que le permita mantener el equilibrio. Pero entonces surge, como del sombrero de un mago, una de las jugadas más bellas en 15 siglos de historia del ajedrez. Y es precisamente la torre de a8 quien da la puntilla. No es fácil imaginar tanta belleza.

Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).

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