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Un agujero sin torniquete

Diferentes gestiones deportivas y económicas han derivado en la solicitud del Zaragoza del concurso de acreedores

Dos días después de que el Zaragoza se descabalgara de la Primera División, en el inesperado descenso de 2008, el presidente Agapito Iglesias tomó una decisión: comprar a Oliveira, delantero del Milan, por 10 millones de euros. Una medida tan popular como inconsciente, con el equipo roto en lo deportivo y, sobre todo, en lo económico, cuando se acumulaba y arrastraba una deuda de más de 120 millones, cuando los derechos televisivos estaban totalmente resquebrajados y la previsión de ingresos era ínfima. La medida de Iglesias, en cualquier caso, fue una de las muchas que no solo no han servido de torniquete, sino que han agrandado un agujero prácticamente irreparable, al punto de que el club solicitó ayer voluntariamente el concurso de acreedores.

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Un comunicado del club y otro del presidente explicaron el porqué de la debacle económica: "Es la consecuencia de haber perdido la categoría y del esfuerzo por ascender al próximo curso". Entre otras razones. Todo empezó cuando Agapito Iglesias, al tomar el gobierno del club, se arrancó con una frase grandilocuente. "En dos años pelearemos por la Champions", exclamó a los cuatro vientos. Pero en dos años, descendió.

A un primer curso estupendo, con el equipo a un paso de entrar en la Copa de Europa, le siguió otro terrible, con la plantilla desestructurada, demasiada dada a los egos y con poca capacidad para el sufrimiento. En agosto de 2007 se imponían jugadores que no pedía el cuerpo técnico -D'Alessandro y Pavón- y no se traían los deseados, como Coloccini. Pero, sobre todo, se producía un despilfarro económico difícil de comprender. Se ejecutaba una política de fichajes opuesta a la realizada por el anterior presidente, Alfonso Solans, que ya tenía al club encharcado en las deudas. De 1996 a 2006, Solans aplicó una política de contención del gasto, circunstancia que provocó el éxodo de sus estrellas, como Cani -figura de la cantera- y Villa, el delantero que garantizaba goles y resultados. Así, en dos años, el Zaragoza invirtió 39 millones -D'Alessandro (4,5), Aimar (10), Diogo (4,5), Luccin (3), Matuzalem (7), Paredes (1,5), Ayala (6) y las cesiones de Nery, Piqué y Oliveira- y cobró 28 -Álvaro (0,6), Ponzio (4) y D'Alessandro (3,5) más la venta de Gabi Milito al Barcelona (20)-. El problema radicaba, además, que seis jugadores estaban dentro de la horquilla del tope salarial, que iba de los 1,8 a los 2,3 millones. Mucho dinero para contemplar el descenso como una posibilidad. Pero fue una realidad.

Lejos de contenerse, el presidente y su junta directiva optaron por gastar de nuevo lo que no se tenía, en el empeño de ascender. Regresó Ewerthon -más de 1,5 millones por año- y se compró a Oliveira, que ni siquiera acabó la temporada. Se trajo al técnico Marcelino -se le pagaba, en Segunda, 2,4 millones brutos- y se remodeló la plantilla, ahogada ya en las deudas. De ahí las ventas de Luccin (Racing), Sergio Fernández y Antonio Hidalgo (Osasuna), Sergio García y Diego Milito, que se negaron a viajar para fichar por el Betis y el Genoa. Eso no evitó, sin embargo, las operaciones extrañas ya habituales, como traer a Coentrao (Benfica), que no lo quería el entrenador ni en pintura pero que, por temas en la venta de Aimar, entraba como moneda de cambio. Inconvenientes, en cualquier caso, que no privaron al equipo del ascenso.

Tras dos años de salvaciones in extremis -cabe recordar que en esta temporada llegó a la última jornada en puesto de descenso-, el Zaragoza ya no puede hacer frente a las deudas, con acreedores de todo tipo. "Quizá el mejor momento para entrar a concurso hubiese sido cuando compré el club", reflexionaba Iglesias en el Heraldo de Aragón; "pero ahora se puede anticipar que, por primera vez en 15 años, los jugadores del Zaragoza van a cobrar mensualmente sin problemas". Queda por ver, sin embargo, cómo se gestionan las deudas acumuladas, como con el Milan por Oliveira, con el Valencia por Aimar y Arizmendi, con el Shakhtar por Matuzalem -el TAS estimó el preció en 13,6 millones-, con el Getafe por Uche...

Los jugadores del Real Zaragoza, el argentino Diego Milito y el brasileño Ricardo Oliveira, se lamentan tras encajar un gol.
Los jugadores del Real Zaragoza, el argentino Diego Milito y el brasileño Ricardo Oliveira, se lamentan tras encajar un gol.EFE

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