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"Lo siento, me equivoqué"

Luis Suárez, que se negó a saludar a Evra antes del triunfo del Manchester United sobre el Liverpool (2-1), pide disculpas al lateral francés y a los aficionados del equipo 'red'

Sancionado por ocho encuentros, desde hace más de un mes y medio, Luis Suárez sabía desde hacía tiempo que, de no haber una lesión de por medio, iba a jugar el encuentro ante el Liverpool, ante el rival al que le insultó de forma racista. Tenía claro que, si la FA no prohibía los saludos como hizo en el duelo del Mufc ante el QPR -por un embrollo similar ente Terry y Anton Ferdinand-, se vería las caras con Evra a la hora de los saludos. Pero Luis Suárez, con toda la intención del mundo, rechazó darle la mano. Tuvo tiempo para pensarlo. Ahora, sin embargo, parece arrepentido. "Lo siento, me equivoqué". Apenas 24 horas después de haberle negado la mano, el uruguayo pidió disculpas en un escueto comunicado, publicado en la web del Liverpool, en el que el delantero se muestra arrepentido por su comportamiento en los instantes previos al duelo de Old Trafford. "He hablado con el técnico y me he dado cuenta de que me equivoqué", afirma Suárez; "pero no solo le he decepcionado a él. También al club y a todo lo que representa. Lo siento. Cometí un error y estoy arrepentido". En el texto, emitido hoy a media tarde, el artillero reconoce: "debería haber estrechado la mano de Evra antes del partido. Ahora quiero pasar página y concentrarme solo en el fútbol".

MANCHESTER UNITED, 2 - LIVERPOOL, 1

Manchester United: De Gea; Rafael, Evans, Ferdinand, Evra; Valencia, Carrick, Scholes, Giggs; Rooney y Welbeck . No utilizados: Amos; Berbatov, Pogba, Chicharito, Park, Cleverley y Fabio.

Liverpool: Reina; Johnson, Skrtel, Agger, José Enrique; Kuyt (Adam

75), Spearing (Carroll 61), Gerrard, Henderson, Downing (Bellamy

61); y Suárez. No utilizados: Doni; Carragher, Shelvey y Kelly.

Goles: 1-0. M. 47. Rooney. 2-0. M. 50. Rooney. 2-1. M. 80. Luis Suárez.

Árbitro: P. Dowd. Mostró la cartulina amarilla a Downing y Carrick.

Old Trafford. 74.844 espectadores.

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Después del incidente, el futbolista ha recibido un aluvión de críticas en Inglaterra. Pero no solo él. También su entrenador, Kenny Dalglish, cuya tibieza en las respuestas posteriores al encuentro ha encendido a la prensa británica. "Para ser honesto, me sorprendió escuchar que no le había dado la mano porque a principios de semana entendí que lo haría", argumenta el preparador en otra nota colgada en el site del club; "está bien que ahora haya pedido disculpas. Cuando hablé para la televisión no había visto lo que había sucedido, pero todos tenemos la responsabilidad de representar a este club, incluido yo. No me comporté de forma digna durante la entrevista y pido perdón por ello".

El otro gran protagonista de la historia, Evra, celebró el triunfo como si se tratara de una final conquistada, encarándose a su público de Old Trafford con los brazos tensos y los puños apretados, cruzándose en el camino del derrotado Luis Suárez, que enfilaba el vestuario. Restregándole la victoria. Reina corrió a recriminárselo, así como un árbitro asistente. Suárez permaneció impasible. Un mal gesto del lateral francés unido a otro igual de feo del atacante uruguayo, al rechazar la mano de aquel en el saludo protocolario antes del encuentro. Las cámaras de la televisión inglesa convirtieron este clásico en un duelo entre Luis Suárez y Evra, un ejemplo de antideportividad: enfrentados desde la primera vuelta cuando el lateral acusó al delantero de haberle proferido insultos racistas por los que la federación castigó al uruguayo a ocho partidos de sanción.

El Manchester apeló a sus viejos valores para liquidar a un Liverpool cada vez más indefinido. Pasan la generaciones en el United, pero el espíritu competitivo de Ferguson se mantiene y también algunas de sus eternas figuras. Scholes y Giggs formaron un triángulo con Carrick afinado por las escapadas de Valencia por la derecha y la maza de Rooney dentro del área. Desde la marcha de Xabi Alonso, y tras él de Benítez y Fernando Torres, el Liverpool ha entrado en el túnel del tiempo, retrocediendo varias décadas de golpe. Ahora es un equipo anodino y sin estilo. En el partido de los porteros españoles, Reina trabajó a destajo, salvando un gol de Scholes en el primer tiempo; De Gea fue un espectador más hasta los últimos instantes, cuando voló para salvar un trallazo de Jhonson que hubiese supuesto el empate. Otra vez muy valioso para el conjunto de Ferguson.

Otro en su lugar hubiera preferido pasar de tapadillo por Old Trafford. Luis Suárez, sin embargo, quiso ser protagonista. Se marchó al descanso escoltado por sus compañeros, achuchado por los rivales y abucheado por el público tras haber dado un pelotazo hacia la grada al escuchar el pitido final de la primera parte. Estaba enojado porque acababa de caer, arrastrado por el pie de Rio Ferdinand, cuando se disponía a enfilar la meta de De Gea. Venía de regatear en carrera a su gran enemigo, Evra, y fue trabado por detrás por Ferdinand sin que el árbitro apreciara la falta. Old Trafford se había pasado el primer tiempo volcando su desprecio hacia el uruguayo. El fútbol inglés no se libra de la sombra del racismo. Ayer, por ejemplo, Micah Richards, lateral negro del Manchester City, retiró su cuenta de twitter tras haber recibido una avalancha de insultos racistas que están siendo investigados por la policía. La Premier no encuentra manera de ponerle puertas al racismo, implicados hasta el hasta ahora capitán de Inglaterra, JohnTerry, pendiente de un junio el 8 de julio por unos supuestos ataques racistas a Anton Ferdinand, del Queens Park Rangers. Indirectamente, ha provocado la dimisión de Fabio Capello como seleccionador, al negarse a que la federación despojara a Terry de la capitanía. Paralelamente, en enero, la policía detuvo a dos aficionados por conducta racista: a uno del Chelsea por entonar cánticos en un tren y a otro hincha por haber escrito comentarios en la cuenta de twitter del Newcastle mientras el club cerraba el fichaje del delantero senegalés Papiss Demba Cissé. La historia interminable.

Ante la nulidad creativa del Liverpool, los veteranos centrocampistas del Manchester (Scholes, Carrick y Giggs) mostraron su inacabable poderío. Triangularon a su antojo y solo Reina retrasó el deceso de los reds en el primer acto. El United arrancó el segundo como una exhalación. Rooney liquidó al Liverpool en tres minutos. Primero descerrajó a Reina a pocos metros tras un centro de córner muy combado desde la derecha de Giggs, a pie cambiado. Poco después, Spearing, tratando de sacar jugado el balón, lo perdió ante la presión de Valencia. El ecuatoriano cedió a Rooney para que, con la zurda, marcara su 17º tanto de la temporada. Reina saltaba de rabia, indignado con la torpeza de Spearing y con la pobreza de juego del resto de sus compañeros. Los cambios de Dlaglish (entraron Adam y Carroll) le dieron mucha más ferocidad al Liverpool: marcó Suárez tras un error de Ferdinand, que embolsó el balón con el cuerpo y se lo dejó en bandeja al uruguayo. Y al final De Gea, al igual que ante el Chelsea, estiró su alargado cuerpo para desviar un latigazo de Glen Johnson.

Al final del encuentro, el senegalés ha ido a celebrar el triunfo junto al uruguayo
Al final del encuentro, el senegalés ha ido a celebrar el triunfo junto al uruguayoJON SUPER (AP)

Ferguson: "Luis Suárez es una vergüenza para el Liverpool"

Para el Manchester United no hay mayor rival que el Liverpool, al menos cuando el balón no está en juego. La tensión entre los dos clubes es absoluta, hasta el punto de que Ferguson decidió en su día vetar el fichaje de Heinze al club rival porque sí, porque ahí no se iba nadie. Ahora, Luis Suárez y Evra no solo han reavivado la enemistad, sino que han convertido su caso -los insultos racistas del uruguayo al lateral del Mufc- en una cuestión de estado. Sobre todo, después de que en el duelo de Old Trafford, Suárez le negara la mano a Evra. Ferguson, en la rueda de prensa y sin pelos en la lengua, le dio la réplica.

"Luis Suárez es una vergüenza para el Liverpool", se arrancó Sir Alex; "yo le advertía Evra públicamente que evitara la tentación de negarle el saludo al uruguayo, pero lo que he visto hoy no podía creerlo, sinceramente no podía creerlo. Creo que a este jugador no le debería permitir volver a jugar con ellos". Y, ciertamente enfadado, añadió : "Estoy muy decepcionado con la actitud del chico, es terrible y podría haber causado algún disturbio"

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