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Messi ya es Messi con Argentina

El delantero del Barcelona firma su primer triplete tras 68 partidos con su selección

Lionel Messi (i) celebra uno de los goles anotados ante Suiza cerca a Xherdan Shaqiri (d)
Lionel Messi (i) celebra uno de los goles anotados ante Suiza cerca a Xherdan Shaqiri (d) PETER SCHNEIDER (EFE)

Sospechoso habitual en Argentina, donde se le acusa de ofrecer peor cara con la selección que con el Barcelona, Messi se sacó de la chistera su mejor versión y anotó los tres goles que la albiceleste le endosó ayer a Suiza (1-3). El primer triplete que el delantero de Rosario anota con Argentina le acerca a su verdadero estatus: el de jugador más decisivo del mundo. “Es una bendición tenerlo”, resumió al final del partido Alejandro Sabella, técnico argentino. Y como si fuera necesario resaltar su importancia más allá de los goles recordó que “Messi casi siempre juega bien”. Ayer añadió goles al juego y Argentina lo celebra porque creen vislumbrar al Messi que asombra en Europa. Messi se ha llevado muchos balones tras anotar un triplete, pero el de ayer será especial. "Esta pelota es para tenerla bien guardadita", comentó al salir de vestuarios.

Su actuación de ayer resalta la diferencia que hasta ahora había con el rendimiento goleador que ofrece como azulgrana. Messi ha anotado 12 tripletes con el Barcelona (66 goles anotados de tres en tres), pero el de anoche es el primero con Argentina. Consciente de que anotar tres goles es extraordinario, por más que tantas veces lo haya hecho con el Barcelona, Leo Messi mutó su habitual hermetismo en alegría sincera. “Hacía mucho que esperaba un partido así. En muchos partidos por ahí no se me daba el gol”, dijo, y confirmó de esta forma que él, como sus compatriotas, se sentía contrariado por no golear con Argentina como lo hace como el Barça. Messi, capitán de la albiceleste, resaltó la mejora colectiva, aunque concedió que “falta mucho por mejorar”.

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Los tantos son de todos los colores. El primero, una diagonal desde tres cuartos de cancha con el apoyo del punta, en este caso Agüero, que culminó con un tiro cruzado raso al palo izquierdo del portero. Una jugada habitual en el Camp Nou. El segundo, un eslalon individual también partiendo desde la derecha, tras un robo del delantero del City, culminado con un disparo picado y suave que rebotó en el travesaño. El tercero, de penalti. Los dos últimos decidieron el partido porque Suiza había aguantado el empate hasta el minuto 87.

Aunque Messi ya había ofrecido síntomas de mejora en el último partido de la albiceleste, ante Colombia en noviembre, hacía mucho que los aficionados argentinos también esperaban de él un partido así. "Messi, como bola sin manija, sin interlocutores y sin peso específico, resultó el asombroso botón de muestra", decía el diario Olé para resumir la actuación argentina en el frustrante debut ante Bolivia (1-1) en la pasada Copa América.Messi ha servido en los últimos años para personalizar los fracasos de la albiceleste, y Maradona defendió entonces al rosarino “porque juega siempre, porque quiere la camiseta argentina”. Tanto se encendió el debate en Argentina que Guardiola tuvo que apagar el fuego en alguna ocasión ante el peligro de que las llamas acabasen afectando al Barcelona. Nada de eso queda ya. “Todos felices con Messi”, se suma ahora Olé, que da la bienvenida al “Messi del Barça”. “Ese es el Messi que queremos”, dice la crónica.

Con los tres de ayer, Messi alcanza los 22 tantos en 68 partidos con la camiseta albiceleste. Una cifra que a los argentinos les sabe a poco, porque al “10” de la selección se le caen los goles de los bolsillos cuando juega de azulgrana: la cuenta llega a 223 desde que debutó en 2004 y solo le separan 12 de tantos de convertirse en el máximo goleador de la historia del club rebasando a César. En los dos últimos años su producción goleadora supera a la de partidos jugados. Más goles que partidos. Nada de eso ocurría hasta ahora con la selección. Hoy Argentina se felicita porque como con el Barcelona, Messi ya se lleva el balón a su casa.

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