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Dos rosarinos globales

Bielsa y Messi comparten orígenes y pasiones, y también decepciones con Argentina

Messi en Rosario.
Messi en Rosario.MAHE BERTRAND (Cordon Press)

En el café El Cairo de la calle Sarmiento, cerca de la mesa de los galanes que ocuparon Roberto Fontanarrosa y sus amigos hasta la muerte del escritor en 2007, dos aficionados leprosos (de Newell’s Old Boys) comentan la derrota del Athletic en la final de la Liga Europa. “No se llevará los dos trofeos, y quién sabe si uno, pero el Loco es lo más grande. Mirá lo que ha hecho con un equipo sin extranjeros… Un capo…”. Dentro de pocos días, cuando termine la temporada y se vaya a descansar a su chacra en Máximo Paz, Marcelo Bielsa volverá a Santa Fe convertido definitivamente en uno de los entrenadores más carismáticos y admirados del mundo, presa del debate interior sobre su futuro. Su primera temporada en San Mamés ha disparado la cotización del mito y ha hecho del Athletic el equipo más seguido en Argentina tras los inalcanzables Madrid y Barcelona.

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La final de Copa ofrece un duelo memorable entre dos hombres nacidos en la capital del río Paraná, puerto exportador del milagro sojero argentino, que según la sabiduría popular supera a cualquier otra ciudad del país en dos capítulos específicos: la abundancia de cafés literarios y la belleza de sus mujeres. Pero además Rosario es una ciudad única en el panorama futbolístico argentino, sede de la rivalidad más cruenta del país (Newell’s y Rosario Central). Cuna de futboleros ilustres como César Luis Menotti y Jorge Valdano, Rosario y sus alrededores pueden presumir hoy de haber dado luz, con 32 años de diferencia, a Bielsa y a Messi.

Se hace difícil imaginar la explosión popular si Messi cumpliese algún día su deseo de jugar en Newell’s. “Se cae la ciudad”, dice un hincha.

Ambos crecieron en Newell’s Old Boys, cuya mística integran a pesar del hecho de que uno (Bielsa) solo jugó cuatro partidos en Primera, y otro (Messi) “nunca jugó aquí”, como aclaran unos aficionados adolescentes. El estadio, El Coloso del Parque, fue renombrado como Marcelo Bielsa en 2009. Se hace difícil imaginar la explosión popular que produciría el fichaje de Leo Messi si cumpliese algún día su deseo de jugar en Newell’s Old Boys antes de colgar las botas. “Se cae la ciudad”, dice un hincha.

Bielsa es considerado el entrenador que cambió la identidad del club tras coronarlo campeón en la temporada 1990-91. El año siguiente perdió por penaltis una final de Copa Libertadores contra el São Paulo de Tele Santana, Cafú y Raí, y Bielsa lloró tras la derrota.

Román Iucht, autor de una biografía de Bielsa, La vida por el fútbol, destaca el “factor generacional” para explicar los aprecios diferentes que reciben ambos rosarinos globales en su ciudad natal: “Quienes tienen más de 30 años tienen plena conciencia de lo que fue Bielsa. Hasta los aficionados de Central reconocen que cambió el fútbol rosarino. Los de más de 40 ven a Messi y no pueden creer que alguien en Rosario se pasee por la ciudad con una camiseta del Barça, o que en lugar de ir al potrero prefieran quedarse en casa siendo Messi en la play. Bielsa atravesó la ciudad en un momento y Messi lo hace en otro”.

Messi y Bielsa comparten también un fracaso mundialista: en 2002 la selección argentina de Bielsa fue eliminada en primera ronda, y en 2010 Messi cargó con la presión de las comparaciones con Maradona. Esta noche, La Pulga y El Loco se cruzan en el Calderón. Y Rosario se prepara para vibrar con sus dos héroes.

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