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La Liga de Campeones vuelve a iluminar París

Ocho años después de su última participación, el París Saint Germain regresa al torneo aupado por la millonaria inversión de sus dueños

Pastore, durante un partido con el París Saint Germain
Pastore, durante un partido con el París Saint GermainMIGUEL MEDINA (AFP)

París será la ciudad de las luces, pero los focos de la gran competición europea de fútbol llevaban mucho tiempo apuntando a otros lugares menos exquisitos de Francia. A veces, a la portuaria Marsella; en otras ocasiones, a las tierras vinícolas de Burdeos; casi siempre, a la industrial Lyon; y en alguna ocasión, hasta han llegado a iluminar a Mónaco, que aunque tenga el glamour, ni siquiera es Francia por más que su equipo juegue en la Ligue 1. Han pasado ocho años desde que el París Saint Germain disputó por última vez la Liga de Campeones, así que no es extraño que en la capital francesa exista la sensación de que cuando hoy comience el choque ante el Dinamo de Kiev (20.45) se estará poniendo fin a una anomalía. Este año, la pasarela más elegante del fútbol sí hace parada en París. O, en palabras del diario deportivo L’Equipe, “la interminable espera llega a su fin”. Ibrahimovic, Pastore y Thiago Silva piden foco.

La última vez que el París Saint Germain disputó un partido de Liga de Campeones, Jacques Chirac habitaba el Palacio del Elíseo, su delfín Nicolas Sarkozy acababa de dejar el ministerio de Economía y François Hollande era el alcalde de Tulle, una pequeña localidad de unos 15.000 habitantes del centro de Francia. Letizi; Pichot, Pierre-Fanfan, Yepes, Armand; Cana, M’Bami, Coridon, Edouard Cisse; Pancrate y Pauleta formaron el equipo inicial con el que París, la ciudad del glamour y del lujo, de los artistas y los bohemios, despidió la Liga de Campeones. El 7 de diciembre de 2004, el CSKA pisó el Parque de los Príncipes, se llevó la victoria (1-3) y hasta hoy, se apagó la luz de la ‘Champions’. Pancrate, un delantero que durante seis meses en 2007 recaló en el Betis, anotó el gol del equipo francés y en la delantera le acompañó un ilustre de la Liga, Pauleta, pichichi de Segunda con el Salamanca en la temporada 1996-97.

Hay mucha expectación” Carlo Ancelotti

Nada que ver, en todo caso, con la millonaria nómina de atacantes que hoy presenta el equipo: a Ibrahimovic, fichado del Milan por 21 millones de euros, le acompañan el revoltoso Lavezzi (otra adquisición estival, llegado de Nápoles por 26 millones), el elegante Pastore (43 millones el año pasado, procedente del Palermo) y el goleador Nené, de repente desterrado a la suplencia, después de anotar 21 tantos y repartir 11 asistencias de gol en Liga la temporada pasada. Pero hay más: el jeque catarí Nasser al-Khelaifi, presidente desde octubre del año pasado, invirtió 40 millones en el brasileño Lucas Moura (que llegará en enero), 42 por el central Thiago Silva, 12 por el centrocampista Marco Verratti y seis por el lateral Gregory Van der Wiel. Unos 150 millones en total. Trotamundos como Motta y Maxwell, internacionales franceses como Menez, Gameiro y Matuidi y centrales curtidos en mil batallas como Alex o Lugano completan una plantilla sustentada en la chequera del Fondo Soberano Catarí. “Hay mucha expectación”, reconoció ayer Carlo Ancelotti, entrenador de una plantilla confeccionada desde los despachos por Leonardo, en su día jugador del club y hoy director deportivo. “Es el torneo más grande. Estos son los partidos que todos queremos jugar, porque te hacen mejor y son los de mayor nivel”, explicó Ibrahimovic, junto a su técnico. Para el sueco, será un partido más de un torneo que ha disputado con el Ajax, el Juventus, el Inter de Milán, el Barça y el Milan. Para el París Saint Germain, es el regreso a un territorio poco explorado. Para sus dueños, es un paso ineludible del ambicioso plan que contempla poner al club en la cima del fútbol europeo.

El símbolo del proceso de cambio de estatus es Nené. El brasileño fue el máximo goleador de la competición la pasada temporada, igualado con Giroud (hoy, referencia del gol en el Arsenal), pero hoy busca arañar minutos a las ‘vedettes’ llegadas de Italia. La estrella del París Saint Germain ya no es un brasileño que despunta en el club después de curtirse en un rosario de equipos europeos (Mallorca, Alavés, Celta, Mónaco y Espanyol), sino Ibrahimovic, un icono del fútbol exquisito de temperamento salvaje, el paradigma de la estrella de talento desbordante y extravíos díscolos. Después de un arranque tan dubitativo como el del equipo, ya es el máximo goleador de la Liga, con cinco tantos en otros tantos partidos y ya ha tenido su primer altercado, del que informó Le Parisien hace dos semanas: propinó un puñetazo a Nené después de una entrada del brasileño durante un entrenamiento.

El París Saint Germain regresa a la élite ocho años después de abandonar una estación en la que solo estuvo de paso. No es un hidalgo del fútbol ni por títulos nacionales (ha ganado dos Ligas, en 1986 y 1994 y un título europeo, la Recopa de la temporada 1995-96) ni por participaciones en la máxima competición, pues solo ha estado presente en cuatro ediciones con el actual formato de la Liga de Campeones: 1994-95, 1997-98, 2000-01 y 2004-05. En la última, fue colista de su grupo, en el que también formaron el Chelsea, el Oporto y el CSKA de Moscú. Una sola victoria y tres goles a favor fueron el escaso lustre con el que se despidió del oropel. Ocho años y muchos millones después, el PSG y sus dueños aspiran a un esplendor futbolístico que, en realidad, el club nunca tuvo. La luz más brillante del fútbol ilumina desde hoy París.

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