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Los solistas aúpan al Barça

A falta de continuidad en el juego, los azulgrana han recuperado sus aspiraciones ligueras a partir de sus grandes individualidades, representadas sobre todo por los goles de Messi

Ramon Besa
Alves, Messi y Neymar, antes de lanzar una falta.
Alves, Messi y Neymar, antes de lanzar una falta.Vicens Gimenez

Ya finalista de Copa, campeón de la Supercopa y cuartofinalista de la Champions, el Barcelona se ha reenganchado a la Liga. Las victorias en el clásico y el derbi han revalorizado su candidatura a renovar el título después de protagonizar derrotas sonrojantes como la de Valladolid. La irregularidad ha sido manifiesta en un equipo que llegó a comandar la tabla con +5 puntos respecto al Madrid para después quedarse momentáneamente a -7 cuando iba perdiendo en el Bernabéu. Al juego le ha faltado consistencia y continuidad, circunstancias que competen al colectivo y al entrenador, y por el contrario ha encontrado respuestas individuales, sobre todo en Messi e Iniesta. El partido del sábado en Cornellà-El Prat tuvo tics muy parecidos a los de la semana anterior en Chamartín. Los buenos ratos alternan con los malos hasta que comparecen las figuras, sobre todo Messi, activado por decisión propia, por el pase interior de Iniesta o por la agitación de Neymar. Al Barça le cuesta completar un buen encuentro, descompensado como está en la cancha, como si convivieran dos equipos en uno: el pico de forma de Messi, Iniesta, Alba y Piqué contrasta con el bajón de Cesc —decisivo en cambio al inicio de curso—, el mal momento de Mascherano y la desubicación de Neymar, empeñado en convertir cada una de sus intervenciones en la jugada del partido.

Neymar y Mascherano expresan precisamente las dudas por las que pasa el Barça. El equipo se alarga con exceso en el campo hasta perder sus señas de identidad: posición, posesión y presión. El brasileño no aprieta a la defensa contraria como Pedro y Alexis, y al argentino le cuesta defender en el balcón del área. No es casualidad que en los encuentros más exigentes formen los futbolistas más emblemáticos por más política que parezca la decisión de Martino. Agrupar a los cuatro medios (Xavi, Busquets, Cesc e Iniesta) permite un mayor control a cambio de perder simetría y profundidad, mientras que cuando se alinean dos extremos se gana agresividad y equilibrio, al tiempo que se exige un mayor adelantamiento de la línea defensiva. Hay un plan A (4-3-3) y un plan B (4-4-2) en función del partido.

El equipo se alarga con exceso por la falta de presión de los puntas y de anticipación de la zaga

Ausente Puyol, un central que marcaba la línea por anticipación hasta la medular y mezclaba estupendamente con Piqué, el mayor cambio experimentado últimamente por el Barça ha sido el retroceso de los centrales hasta estar más cerca de su portero que de los volantes, muy especialmente de Busquets. No hay jugador más sacrificado que el mediocentro, cuyo sitio ha ido fluctuando en función del juego, a veces convertido en pasador y a menudo ejerciendo de tercer central.

El punto débil azulgrana es la zona que media entre los centrales y los tres volantes, a veces corregido por el despliegue de los laterales Alves y Alba. Al equipo le cuesta juntarse, apretar las líneas, y actuar de forma compacta y sincronizada, circunstancia que dificulta especialmente los repliegues y propicia que se concedan ocasiones. El plan natural de juego demanda una práctica diaria muy esmerada en los entrenamientos. El trabajo, sin embargo, solo se visualiza de forma racheada en los encuentros. No hay coincidencia sobre los motivos. Los jugadores y el entrenador se pasan oficialmente la pelota, como si no pasara nada, a gusto con el marcador. No se habla de táctica sino de estilo y de futbolistas. Los solistas, y especialmente quienes representan la cultura de juego, son ahora los abanderados del Barça.

Y Martino no se siente precisamente un acompañante sino que reclama su cuota de protagonismo, convencido de la necesidad de mezclar el juego y de las rotaciones para ser competitivos. El rosarino entiende que está facilitando una difícil transición, sobre todo por las reticencias que se dan en algunos sectores del propio club y del entorno, y se incomoda cuando se le demanda por su vínculo con la institución, como si dedujera que no forma parte del proyecto. Ante la duda, se impone Messi, autor de 17 goles en los 12 últimos partidos.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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