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“¡Marcaste un gol, ya vale!”

Luiz Gustavo, que pudo jugar con Alemania, pero eligió Brasil, es el primer escudo de Scolari, que no le permite ninguna alegría atacante

Ladislao J. Moñino
Luiz Gustavo.
Luiz Gustavo.Reuters

Reunidos en un corrillo, junto a un banderín de córner de la Granja Comary, Marcelo, David Luiz y Neymar se entretenían con una de esas exhibiciones hedonistas en las que los jugadores miden su destreza con el balón. Se trataba de marcar un gol olímpico con el exterior del pie. Neymar fue el que enseñó sus galones de virguero con un golpeo perfecto jaleado por un centenar de aficionados. A un par de metros, el mediocentro Luiz Gustavo (26 años) observaba el pique sin participar, retraído por su propia sobriedad en el juego. Lo suyo es la eficacia en la recuperación y no complicarse con el balón en los pies. Junto a Neymar, David Luiz y Thiago Silva es de los pocos internacionales brasileños que se ha salvado de las críticas tras los dos primeros partidos ante Croacia y México. “Soy el primer volante y Scolari me dice que mi principal misión es defender”, asegura. Para el seleccionador brasileño es un futbolista imprescindible en el equilibrio de su dibujo táctico. Tanto que en un amistoso en el que hizo un gol, Felipão le espetó medio en broma, medio en serio: “Ya marcaste un gol, ya está bien”.

Durante estos días, Scolari ha trabajado la mejora en la definición y también la anticipación de defensas y centrocampistas, a los que reclama seguridad en el balón. Ahí también el mediocentro del Wolfsburgo cumple con un 95% de acierto en el pase.

Convertido en imprescindible, en 2011, por su deseo de jugar el Mundial en su país, Brasil pudo perderle como internacional

Luiz Gustavo luce un fino bigote, “no me sale barba y lo dejaré hasta el final del Mundial”, que le hace parecer un jugador brasileño de los años 50. La hilera de pelillos por encima de su labio superior recuerda a la que gastaba el fino estilista Didí, aunque ambos tienen poco que ver con el balón en los pies. “Lo mío es trabajar y trabajar. Siempre busco la perfección robando el balón, pasándolo y haciendo las coberturas a los laterales”. Sus dos primeros partidos han sido una exhibición de recuperaciones de balón, 14 ante Croacia y 12 ante México.

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Convertido en imprescindible, en 2011, por su deseo de jugar el Mundial en su país, Brasil pudo perderle como internacional. Cumplía los requisitos para pedir la nacionalidad alemana por residencia, llegó al Hoffenheim en 2007 procedente del Corinthians, y mantuvo contactos con la federación germana. Joachim Löw le veía como una solución para una posición en la que atisbaba problemas. La Confederación Brasileña de Fútbol y Mano Menezes, por entonces seleccionador, reaccionaron a tiempo y le hicieron debutar en un amistoso precisamente ante Alemania en agosto de 2011.

Ese mismo afán por disputar el Mundial le hizo abandonar el verano pasado el Bayern de Múnich tras una conversación con Pep Guardiola. Luiz Gustavo, intocable también para su predecesor Jupp Heynckes, le preguntó a su nuevo técnico que si jugaría con regularidad. La llegada de Thiago apuntaba directamente a su posición. Guardiola le contestó que él nunca garantizaba la titularidad a nadie. La charla fue amistosa, pero Luiz Gustavo prefirió no arriesgar y se marchó al Wolfsburgo, que pagó 15 millones.

Necesitaba jugar para estar en la lista de 23 de Scolari. Al Bayern había llegado en 2011 y para celebrarlo se tomó una pequeña revancha. Siendo jugador del Hoffenheim fue víctima de una estafa al comprar un Lamborghini Gallardo de segunda mano por 160.000 euros. El lujoso auto, de color naranja chillón, había sido sustraído en Grecia y la Interpol dio con él en el garaje de su casa. Tuvo que devolver el capricho y perdió el dinero. Nada más fichar por el Bayern compró el mismo modelo y repitió color.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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