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CICLISMO | TOUR DE FRANCIA / DESDE MI SILLÓN
Columna
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Más tragedia que comedia

Valverde, a su llegada a la meta de Chamrousse.
Valverde, a su llegada a la meta de Chamrousse.JEFF PACHOUD (AFP)

Visto como está transcurriendo este Tour, podemos hablar de que hasta ahora está siendo más un Tour de tragedia que de comedia. Porque tragedia es que el último ganador en París y máximo favorito para repetir victoria, Froome, se tenga que retirar por las caídas. Y tragedia es que el corredor que más le inquietaba, Contador, y que animaba a pensar en un duelo vibrante entre ellos dos una vez que llegasen las etapas clave, se tuviese que ir para casa también por otra caída. Tragedias de este tipo, suceden en muchas carreras año tras año y el Tour no es ninguna excepción. Lo que no es tan habitual es que afecten a los grandes favoritos; lo que a su tragedia personal suma la tragedia para el espectáculo.

Pero no sólo eso. Anteayer, en Saint-Étienne, la circunstancia obligaba a acordarse de la tragedia de Kivilev. El día de la caída de Contador, era el 11º aniversario de otra caída sonada, la de Beloki en las cercanías de Gap. El día de la llegada a Londres moría Patxi Gabica, un histórico del ciclismo vasco. Y en la entrevista tras su victoria de ayer en Chamrousse —la tercera en este Tour— le preguntaban a Nibali por otros dos italianos y sus tragedias.

Uno fue Casartelli, de quien ayer se cumplía el 19º aniversario de su trágica muerte en el mismo Tour. Y otro, Bartali, de quien ayer se cumplía el centenario de su nacimiento, y de quien, tras su muerte en el año 2000 se supo una conmovedora historia relacionada con esquivar la tragedia. Se calcula que durante un par de años salvó la vida a 800 judíos italianos durante la II Guerra Mundial, valiéndose de su fama y de su bicicleta para transportar documentos y pasaportes que ayudaban a fugarse a estos judíos que se refugiaban en los monasterios italianos ante la amenaza de los hornos crematorios.

Las miserias suceden en muchas carreras año tras año y el Tour de Francia no es ninguna excepción

Y relacionado con esto y al margen del Tour, ayer me sorprendió conocer la noticia de que un ciclista holandés integrante de un equipo malayo, Maarten de Jonge, esquivó la tragedia del avión de Malaysia Airlines derribado en Ucrania, por haber encontrado a última hora un billete más barato. Más sorprendente aún es que hace unos meses, también tenía billete para aquel avión desaparecido de la misma compañía, y a última hora decidió cambiarlo para coger un vuelo sin escalas.

Pero volvamos a la carrera tratando de huir de tragedias, aunque en el ámbito deportivo aprovecho para hacer mención a Porte, que se despidió de sus opciones en la general hundiéndose estrepitosamente derretido por el calor. Y también a Fuglsang, compañero de Nibali que sufrió una extraña caída bajando hacia Grenoble.

Nibali, el que se había reivindicado el segundo día como la tercera fuerza en vigor, volvió a ser dueño y señor de la carrera. Excepto tragedia —y que se me perdone la redundancia— el Tour 2014 será suyo. Movistar movió el árbol en esta primera etapa alpina, quizá intuyendo la debilidad de Porte, y aunque dejaron a Valverde sólo a más de 14 kms de meta, le vieron terminar segundo precediendo a las dos esperanzas francesas, Bardet y Pinot.

Y por buscar el punto cómico del día, fue curioso el pique entre Pinot y Valverde, perseguidores del trío de cabeza a falta de 5 kms para la meta. Primero Pinot se cabreó por la falta de colaboración, y la respuesta de Valverde fue un seco ataque que hizo que las aguas se calmasen entre ellos.

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