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¿Es tan bueno como Tiger?

El dominio de McIlroy es comparado al que ejercía Woods, pero Sergio García no le ve "tan consistente"

J. M.
Liverpool -
Tiger, en el green del 16.
Tiger, en el green del 16.Tom Pennington (Getty)

Tiger Woods comenzaba a dar explicaciones sobre su ronda cuando un bramido distrajo su atención. Era la grada del 18 gritando el eagle de McIlroy. El Tigre puso cara de resignación y siguió dándole vueltas al rompecabezas de su juego. Tras una vuelta de 73 golpes, está a un océano, 19, de McIlroy, y ante su peor escenario en el Open: es 58º, y nunca en las 15 participaciones de su carrera en el Británico ha terminado fuera de los 30 primeros (pasando el corte; no lo hizo en 2009). Este sábado jugó con un lazo negro en su gorra, luto por el fallecimiento del entrenador Bob Torrance, padre de Sam Torrance.

¿Es tan bueno McIlroy como Tiger? La pregunta recorrió Royal Liverpool. “No es todavía tan consistente como Woods”, respondió Sergio García, “porque Tiger demostró ser el mejor durante muchos torneos y muchos años, pero cuando juega bien, Rory no tiene nada que envidiarle. Muchos jugadores, entre los que me incluyo, hacemos cosas bonitas, como Tiger. Cómo ha jugado Rory, impresiona. Hay que ver si duda en los primeros hoyos el domingo y cómo reacciona. Si está bien, adiós”.

El Niño dijo alegrarse por el regreso de Tiger después de tres meses de baja por la operación de espalda. Aunque ahora su trono parece ocuparlo McIlroy, la figura dominadora que necesita cualquier deporte. El norirlandés está a las puertas de sumar en el Open su tercer grande. “Y nunca pensé”, admite, “que pudiera tener la tercera pata del Grand Slam con 25 años”.

El líder —curiosamente es vecino en Florida de Fowler, con quien este domingo sale a jugar— va con pies de plomo porque ya perdió el Masters de 2010 firmando 80 golpes el último día. Si hoy vence en Liverpool, sabe que Augusta le esperará “con mucho bombo” el próximo año. Él por ahora conserva la calma. “Nunca me puse nervioso hoy, esperé mi oportunidad”. Por la noche le tocaba sesión de cine en casa. El jueves vio Django. El viernes, The Internship (en España, Los Becarios). Cuando felicitaba al Open por adelantar el horario de la jornada, el cielo se abrió y comenzó a jarrear. Bendita puntualidad británica.

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Sobre la firma

J. M.
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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