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“Menos esteladas y más Cruzcampo helada”

La esperada 'batalla de banderas' tras la decisión anulada por el juez de prohibir las esteladas en la final de la Copa del Rey no llegó a producirse

Patricia Ortega Dolz
Aficionados del Sevilla y del Barcelona antes de la final de Copa.
Aficionados del Sevilla y del Barcelona antes de la final de Copa.alejandro ruesga (EL PAÍS)

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Nadie sabe qué habría sucedido si Concepción Dancausa, la delegada del Gobierno de Madrid, no hubiese planteado prohibir las esteladas en la final de la Copa del Rey que se disputa este domingo en el estadio Vicente Calderón. Pero es seguro que el revuelo y la controversia causados por tal determinación, a la postre anulada por mandato judicial, acrecentó la tensión en los momentos previos al encuentro y le otorgó tintes políticos a un acontecimiento deportivo. Ya no se enfrentaban solo el Barcelona y el Sevilla, sino independentistas y españolistas.

Los de la asociación de ultraderecha España Generosa, venían dispuestos a repartir 10.000 banderas españolas para contrarrestar la marea de esteladas que previsiblemente lucirían muchos de los catalanes que asistieran al encuentro.

"Métele un gol al independentismo", rezaba el eslogan de la citada asociación, en cuyo manifiesto explica que nació el 9 de noviembre de 2014 --día de la consulta catalanista--, "el día que intentaron dividirnos a los españoles".

Los de la asociación de ultraderecha España Generosa iba a repartir 10.000 banderas españolas

"No pensábamos traer la bandera pero como pretendían prohibirlas las traemos como acto de reivindicación", aseguraba una pareja de aficionados culés en la Fan Zone del Barça, ubicada en el antiguo Matadero de Madrid, en el paseo de la Chopera. A escasos dos kilómetros de la hinchada sevillista, en el parque de San Isidro.

"Nosotros traemos la bandera de España que es la de todos, aparte de la del Sevilla, que es la muestra", señalaba un grupo de aficionados embutidos en camisetas rojas de su equipo. Y otro resolvía la polémica con humor coreando: "Menos esteladas y más Cruzcampo helada".

Aficionados

Madrid amanecía soleada y teñida de blaugrana y rojiblanco. Barcelonistas y sevillistas recorrían plácidamente el centro de la capital paseando sus insignias y sus bufandas pero apenas se vieron banderas. Tampoco en las zonas destinadas a ambas aficiones. Lo que si corría en uno y otro lado era la cerveza a grifos.

Barcelonistas y sevillistas recorrían la capital con sus insignias y bufandas pero apenas se vieron banderas

Detrás de ese ambiente festivo, se armaba todo un dispositivo policial y de seguridad dispuesto a prevenir enfrentamientos entre ultras de ambos equipos, previsiblemente enaltecidos por la bronca política de las banderas de los últimos días. Se esperaban 25.000 seguidores de cada equipo, entre los que se contaban dos centenares de Biris, los ultras del Sevilla de extrema izquierda --muchos de los cuales fueron interceptados y registrados por la policía en autobuses a su llegada a la capital-- , y un centenar de Boixos Nois, los radicales del Barça. Los primeros se entonaban en la plaza de Santa Ana, y los segundos en la Plaza Mayor, amos grupos controlados por la policía.

Un total de 1.500 policías nacionales, los mismos que se dispusieron para los últimos encuentros con alto riesgo de atentado terrorista, se desplegaron por toda la ciudad, además de agentes de la Policía Municipal y de la Federación Española de Fútbol, así como miembros de los servicios asistenciales de Samur, Protección Civil y Cruz Roja. Ese fue el dispositivo acordado en la misma junta de seguridad en la que, supuestamente, Dancausa decidió prohibir las esteladas.

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Ante el follón causado por la medida, nadie parecía querer esta semana aparecer como el último responsable de la decisión. La delegada se amparaba en la Ley del Deporte (artículo 2.1 que prohíbe "la exhibición en los recintos deportivos, en sus aledaños o en los medios de transporte organizados para acudir a los mismos de pancartas, símbolos, emblemas o leyendas que, por su contenido o por las circunstancias en las que se exhiban o se utilicen de alguna forma inciten, fomenten o ayuden a la realización de comportamientos violentos o terroristas, o constituyan un acto de manifiesto desprecio a las personas participantes en el espectáculo deportivo"), que no parecía conocer muy bien a la luz de sus torpes primeras explicaciones al respecto: "Es ilegal", dijo. Y agregó: "Cualquier elemento que puede alterar el orden público debe ser prohibido". El ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, preguntado por un indignado y ofendido presidente de la Generalitat, se ponía de perfil y aseguraba no haber sido consultado, mientras el propio líder de su partido en Cataluña, Xavier García- Albiol (PP), se desmarcaba de tal medida y llamaba la atención a los suyos con una llamada a Madrid para que no le pusieran aún más difícil rebañar los pocos votos que le quedan en su comunidad ante las próximas elecciones generales del 26 de junio.

Aunque fue el juzgado numero 11 de Madrid el que terminó de resolver la cuestión permitiendo las esteladas en el partido por considerar que "no incitan ni a la violencia, ni al racismo ni a la xenofobia", de una rápida consulta entre algunos de los que pudieron acudir a la reunión habitual de la junta de seguridad --previa a cualquier encuentro deportivo--, se desprende una conclusión: "Aunque parece ser que todo partió de una sugerencia previa de algún miembro de la comisión antiviolencia del Deporte o de la Federación de fútbol que recogió Dancausa y que planteó motu proprio en la reunión, esta mujer no da un paso sin consultar...", aseguran varios de los asistentes sin querer entrar en detalles de a quién pudo consultar y asegurando que "el sentir general en esa reunión era proclive a la prohibición".

Hacia las 19.00 estaba previsto que ambas aficiones emprendieran el camino hacia el estadio Vicente Calderón. A esa misma hora estaba prevista la llegada de Carles Puigdemont a la estación del AVE de Atocha, que durante todo el día fue punto de encuentro de aficionados de ambos equipos sin que se produjesen incidentes reseñables. Sin embargo, los Boixos Nois abandonaban la plaza mayor lanzando bengalas y un altercado sin consecuencias se producía en la zona del Manzanares entre seguidores del Barça con esteladas y sevillistas.

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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