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Nairo Quintana: “Necesito ganar más tiempo”

El colombiano anuncia más batallas para que Froome no le fulmine en la contrarreloj

Quintana y Froome.
Quintana y Froome.Javier Lizón (EFE)

La guerra acaba de comenzar: hay batallas pendientes. Nairo Quintana, el líder, el más fuerte hasta el momento, sabe que lo que tiene no le quita el hambre. El mánager del Movistar, Eusebio Unzue, es de la misma opinión. El colombiano asegura que necesita “ganar tiempo en las próximas etapas de montaña y preparar la contrarreloj”. Su jefe, el navarro Unzue, es más concreto: “Por debajo de los dos minutos y medio, el líder virtual es Froome”. Es decir, la carrera durará hasta el final porque la contrarreloj, de 37 kilómetros, entre Xàbia y Calp, se desarrollará el 9 de setiembre, dos días antes de concluir la Vuelta.

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Nairo Quintana es un hombre feliz, pero no está ciego. A mitad de recorrido es el líder, el que transmite las mejores sensaciones, el que no ha fallado. Pero sabe que el reloj corre en su contra. Tras su exhibición en los Lagos aventaja a Chris Froome en 58 segundos, una diferencia exigua frente a la contrarreloj. Necesita un minuto y medio más, por lo menos, según Unzue para considerarse el líder real y el virtual ganador porque Froome empuja por detrás: “Siento que mi mejor nivel puede verse en la tercera semana”.

La última semana es como el juicio final. Ambos vienen del Tour, donde Quintana sufrió y Froome pareció que paseaba. La tercera es la primera, vienen a pensar los dos candidatos a poner los pies en el cajón más alto del podio. “Habitualmente llego bien a la tercera semana”, dice Quintana, “pero intentaré tomar más tiempo”. Pero Froome, es de la misma opinión: “Mi mejor nivel se verá en la última semana”, aseguró en la jornada de descanso en Oviedo. Dos formas de correr, dos maneras de ser. El británico tiene la crono en el punto de mira. Allí se juega su Vuelta, la que quiere ganar desde hace tiempo, la que tiene clavada desde 2011 cuando Cobo, el Bisonte, se la disputó al centímetro: “Me ganó”, recuerda Froome, “por 12 segundos cuando yo partía como un gregario [de Wiggins], pero la Vuelta es la carrera en la que se vio por primera vez mi potencial y ahora mismo es mi prioridad”.

¿Y Alberto Contador? Su opción es la sinceridad: “Daré el máximo, pero las opciones de victoria son muy pocas”. Contador busca a partir de mañana su Fuente Dé, aquella etapa épica, ya mítica, que le dio la Vuelta de 2012, atacando a 50 kilómetros de meta y arrebatándole a Purito Rodríguez un triunfo cantado, pero no firmado. Ahora todo está más negro, a 2m 54s de Quintana, la meta se ve muy lejos, “pero si continúo en la carrera, es para hacer cosas, aunque quedan muchas etapas con un solo puerto y es difícil moverse ahí”. Le queda el espíritu de Fuente Dé. Quizás por eso, Eusebio Unzue, mánager del Movistar asegura que Contador “es imprevisible y aún no ha dicho su última palabra</CF>”.

El viejo debate del potenciómetro

Froome es un hombre pegado a un potenciómetro, el medidor de datos de potencia en cada pedalada. Por eso agacha tanto la cabeza cuando escala. Va midiendo, fiel a la ingeniería y al estilo del Sky, lo que hace en cada momento, y así calcula si va bien o si va mal, si se mueve en lo previsto o circula por encima o por debajo de lo necesario. El cálculo antes que las sensaciones, aunque no hay aparato tecnológico que sustituya al estado físico ni al estado de ánimo. A Froome le apasiona este ingenio. Contador y Nairo Quintana no son de la misma opinión. Ambos coinciden en que resta espectáculo a la carrera “porque hacen que todo esté más controlado y a estas alturas yo no voy a cambiar mi forma de correr”, dice Contador. Quintana va más lejos: “Los potenciómetros deberían ser anulados”, afirma.

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