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Bonito de ver, complicado de jugar

Luis Enrique vuelve a caer contra Berizzo, el único técnico que le ha ganado más de una vez desde que entrena al Barcelona

Luis Suárez cae tras efectuar un remate ante la portería del Celta.
Luis Suárez cae tras efectuar un remate ante la portería del Celta.MIGUEL RIOPA (AFP)

“Será bonito de ver y complicado de jugar”, había anticipado Luis Enrique antes de embarcar hacia Vigo. Se siente cómodo en ese rincón de Galicia el técnico asturiano, también su equipo de trabajo. Allí gozaron durante un año de una suerte de arcadia: un equipo plagado de futbolistas jóvenes y en progresión, muy receptivos a una idea futbolística que se pudo trabajar sin apenas presión porque ni directiva, ni medios ni afición les apretaron. Luis Enrique es feliz en Balaídos y cuando se cruza con el Celta y su gente, pero hasta que empieza a rodar la pelota. Al tercer gol recibido en once minutos se hundió en su butaca y flotó en el ambiente un déjà vu: hace un año su equipo encajó dos en cinco minutos, también mediada la primera parte.

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Si hay una solución para dañar el engranaje de la considerada como la maquinaria más engrasada en el mundo del fútbol, la referencia de tantos durante años, hay que consultar a Berizzo, hasta ahora el único técnico que ha logrado vencer en dos partidos de Liga al Barcelona dirigido por Luis Enrique. Desde ya dos puntos por encima del resto de entrenadores gracias a un tercer triunfo, los dos últimos en Balaídos y uno anterior en el Camp Nou.

Quizás por un tic bielsista, el argentino no concede entrevistas, pero sus ruedas de prensa son libros abiertos que muestran hacia dónde se dirige la organización de los equipos. Habla de fútbol y lo explica. A Berizzo se le criticó en Vigo por los marcajes individuales en la fase defensiva hasta que se entendió que se fundamentaban en cambios similares a los del baloncesto. “Defensa individual en zona”, le gusta definirla al entrenador argentino. Por ahí le buscó las cosquillas de inicio el Barcelona, que entró bien en el partido, con Neymar generando incendios desde posiciones centradas, a las que arrastraba a Hugo Mallo. Arda se descolgaba desde el interior hacia el flanco zurdo y por ahí fabricó un par de llegadas. Pero en cuanto el Celta ajustó esas asignaciones trazó su plan ofensivo, que comienza sin la pelota. “Apostamos por nuestras armas y confíamos en ellas. Antes del gran esfuerzo físico, también nos preparamos mentalmente con la ilusión de poder ganar el partido”, explicó Berizzo

Iago Aspas reconoció que el Celta llegó muy justo al final del partido, Piqué cree que la derrota les servirá de lección

El Celta dañó una vez más al Barcelona por cómo interpretó la presión, pero sobre todo por cómo se dispuso para manejar la pelota en cuanto la recuperaba y buscar la meta sin retórica. Los tres golpes partieron de esa idea, el primero de un mal pase de Ter Stegen que encontró a Busquets despistado; el segundo en una recuperación y contra de Cabral para encontrar a Iago Aspas, codicioso en el dos contra uno, ayudado también por la aportación sin balón de Hernández, poderoso en el despliegue; el tercero llegó tras encimar a Arda. Atropellado, el Barcelona se entregó a la prisa del desesperado y murió en un grosero error de Ter Stegen, que desafió en exceso la capacidad del rival para apretar y concedió el cuarto para cercenar una remontada que tenía ribetes de historia. “Llegamos justos de gasolina al final”, justificó Iago Aspas. "El ingreso de Iniesta les dio fútbol", advirtió Berizzo. Ahora se puede mirar hacia el meta alemán, a las decisiones en la alineación inicial, a si guardar a Iniesta fue o no una buena idea. Pero igual toda esta pesadilla blaugrana contra el Celta, que además no atraviesa su momento más álgido huéfano de Nolito y con Orellana ausente, tiene que ver más con lo colectivo que con lo individual. “Hablar de la alineación es muy fácil tras la derrota. En la primera parte nos quedamos tocados, no llegaron mucho, pero lo metieron. Luego estuvimos mejor y casi nos sale bien. Es una lección que nos va a servir”, zanjó Gerard Piqué.

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