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Entrevista:Irureta | Entrenador del Deportivo

'La fatalidad nos ha encogido'

Pocas veces se ha visto a Javier Irureta tan ensimismado y tan abatido como después de la derrota del Deportivo en Lens, el pasado miércoles. La desgracia se ha ensañado con un equipo que empezó la temporada jugando de memoria y con una plantilla que parecía ofrecer posibilidades casi infinitas. Pero la grave lesión de Valerón, el tumor testicular de Molina y una larga lista de bajas han destapado las carencias ocultas. Y, de improviso, toda clase de sombras se ciernen sobre el futuro de un equipo. Irureta no oculta que es momento más difícil en los cinco años que lleva en el club. Ya más animado, tras el regreso de Francia, reflexiona sobre el difícil futuro.

Pregunta. Tres derrotas seguidas es infrecuente. ¿Teme que el equipo se meta en un pozo negro?.

'Tampoco exageremos. El verdadero fatalismo lo producen cosas como estar en una clínica'
'Hay que ser muy maduro para asimilarlo y todo eso ha tenido su reflejo en el terreno de juego'
'No sé a qué mente se le puede haber ocurrido que teníamos que ganar la Liga de Campeones'
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Respuesta. Estas cosas le ocurren a todo el mundo. El Arsenal llevaba no sé cuánto tiempo sin perder y, de repente, encadena dos derrotas seguidas. Hemos tenido muchas fatalidades: las lesiones, el asunto de Molina... Hay que ser muy maduro para asimilarlo y todo eso ha tenido su reflejo en el terreno de juego. En los partidos, al primer contratiempo, ya pensamos que otra vez se nos viene encima la fatalidad. Nos hemos encogido un poco con todo eso y perdimos capacidad de reacción.

P. ¿Tanto ha afectado la enfermedad de Molina?

R. A la edad que tienen los futbolistas, nadie piensa que le pueda suceder algo así, y han visto muy de cerca que no son inmunes a un mal de ese tipo. El carácter de Molina, además, ayuda mucho al equipo, porque es un jugador de mandar, de chillar...

P. Y se une a lo de Valerón.

R. Estaba en el mejor momento de su carrera y cualquier equipo lo hubiese notado. Con su visión de juego y su seguridad en el pase, era como un descanso para los demás. Le daban al balón y sabían que siempre encontraría una salida para desahogar al equipo.

P. Usted dice que se está magnificando la importancia de esa baja, pero lleva un mes buscando la fórmula para suplirla.

R. El periodismo lo presenta como si fuera la única razón, y yo no niego que haya sido una parte importante, pero no la única. Es verdad que no tenemos un sustituto claro con sus mismas características, y que la gente que suele jugar en otras posiciones y hemos probado no se ha adaptado. Quizá porque el gran momento que atravesaba Valerón se ha convertido en una carga para sus sustitutos y los ha acomplejado un poco.

P. Después de tantas pruebas, ¿ya tiene la solución definida?.

R. Tengo una idea clara en líneas generales, pero en el fútbol de hoy no hay tiempo para que las cosas se consoliden.

P. Desde el principio, usted citó a Fran como un posible sustituto, pero ha tardado bastante en utilizarlo. ¿Era por la dificultad para cubrir su hueco en la izquierda?

R. Amavisca, que juega en esa banda, estuvo un tiempo lesionado y, sobre todo para los partidos de casa, no tenía demasiadas soluciones. Fran puede jugar en la media punta, como se vio en Lens, donde el equipo tuvo bastante la pelota. Pero no podemos pretender que otro jugador haga exactamente lo mismo que Valerón.

P. ¿Ha descartado usar otra vez dos delanteros prescindiendo del volante de enganche?

R. Yo sería partidario de jugar con dos puntas, pero uno de ellos debe hacer una doble función: llegar y a la vez enlazar un poco más atrás. Y nuestros tres hombres de punta tienen características parecidas, son gente para jugar arriba. El que mejor podría hacer esa función es Tristán, pero tiene tendencia a quedarse adelante. Además, para jugar así necesitas un centro del campo muy fuerte físicamente y nosotros no lo tenemos.

P. Algunos le culpan ahora por haber dejado ir a Djalminha.

R. Él fue quien decidió irse, por razones deportivas o de otro tipo. En la pretemporada yo contaba con él y ya le había asignado dorsal. Pero hoy el futbolista tiene muchas opciones para escoger y es difícil mantenerlo si ha habido algún tipo de conflicto.

P. ¿Y no se nota mucho el peso de los años en jugadores básicos como Fran o Mauro Silva?.

R. Es prematuro decirlo, pero con la intensidad de la competición actual, los años pesan más.

P. Desde la pretemporada, al equipo se le vio muy volcado en Europa, lo que puede haber implicado cierta desidia en la Liga.

R. No puede haber desidia, porque, tal como es nuestra Liga, en cuanto cedes un poco, cualquier rival te la juega.

P. O sea, que no hay obsesión con la Liga de Campeones.

R. No sé a qué mente se le puede haber ocurrido que teníamos que ganarla. Llegar lo más arriba posible está muy bien, pero de ahí a pensar que ese debe ser nuestro objetivo...¡Por favor!. Llevamos muchos años mejorando y la gente siempre quiere más y más...Pero alguna vez puedes tocar techo.

P. Al empezar la temporada, insinuó que tal vez se hubiese agotado su ciclo en el Depor y que podría abandonar al final de temporada. ¿No ha sido error suyo?.

R. Yo dije lo que digo siempre: es difícil superar lo que hemos hecho y si no logro que el equipo siga en esa línea, mi ciclo habrá terminado y me iré. Pero hay que ser muy rebuscado para pensar que la causa de nuestros problemas sea esa con todo lo que nos ha pasado.

P. Usted nunca critica a su equipo en público y a la afición le irrita que después de partidos muy malos se refugie en las excusas.

R. Hay dos formas de analizar un partido. Una, que vende mucho, es criticar a todo el mundo. Yo prefiero la otra: guardarme esas cosas para el vestuario. Puede que al aficionado le guste más la crítica pública, pero los jugadores suelen ser muy sensibles a eso.

P. Da la impresión de que en el vestuario hay un equilibrio un tanto frágil. Y ante las adversidades, puede que se refuerce la unión, pero también que se corroa el grupo.

R. Sí, eso es así, y en este tipo de situaciones afloran siempre las divergencias. Por eso yo prefiero a un jugador que aunque sea algo menos futbolista, contribuya a hacer grupo. Ya llevo aquí cinco años, conozco el vestuario y, con sus particularidades, no creo que sea muy distinto a los demás.

P. Algunos jugadores se quejan de que habla poco con ellos.

R. Hablo bastante, pero de cosas serias, no ando de bromas. Lo que pasa es que hay jugadores que si les dices una cosa delante del grupo, les parece mal, y si es en privado, pues lo mismo. El futbolista suele buscar muchas excusas.

P. Al ser el equipo de una ciudad pequeña y haber irrumpido tan rápidamente entre los grandes, siempre queda la duda de si un día podrá pincharse el globo del Deportivo.

R. Nunca se sabe. El equipo está peleando en los campos y en los despachos para que eso no ocurra, pero la desventaja con los clubes de las ciudades grandes siempre será un obstáculo. En mi época brilló mucho el Borussia Moenchenglabach alemán, que reunió a grandes jugadores como Vogts, Heynckes, Bonhoff...Pero era de una ciudad pequeña y se le agotó el ciclo. Ojalá nunca ocurra aquí.

P. Ahora les espera una semana tremenda. Primero el Rayo, luego el Bayern y más tarde el Madrid. ¿Vencerán el fatalismo?.

R. Tampoco exageremos. El verdadero fatalismo lo producen otras cosas como pasarte el día metido en una clínica.

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