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Reportaje:

El nuevo Wembley aclama al Beckham de toda la vida

El volante madridista, protagonista del gol inglés, triunfa en su regreso a la selección

Ramon Besa

El pie derecho de Beckham es un guante en el Bernabéu, fue una joya anoche en el nuevo estadio de Wembley y será una obra de arte en Los Ángeles. El volante pone la pelota en el área con tanta precisión y elegancia que resulta imposible defenderla, admirados como se quedan los rivales. Becks centra para que rematen el ariete o el central de su equipo y no para que despejen los contrarios. Así lo entendió Terry, el capitán del Chelsea y también de la selección de Inglaterra, que cabeceó a la red con la determinación que exigía el servicio del interior madridista. "Fue una golosina, un toque de clase diferente", precisó el zaguero cuando se le preguntó por la comba infalible del interior.

INGLATERRA 1 - BRASIL 1

Inglaterra: Robinson; Carragher, King, Terry, Shorey (Brown, m. 72); Beckham (Jenas, m. 76), Gerrard, Lampard (Carrick, m. 88), Joe Cole (Downing, m. 61); Smith (Dyer, m. 61) y Owen (Crough, m. 83).

Brasil: Helton; Daniel Alves (Maicon, m. 64), Naldo, Juan, Gilberto; Gilberto Silva, Mineiro (Edmilson, m. 61); Kaká (Alfonso Alves, m. 70), Ronaldinho; Robinho (Diego, m. 70) y Vágner Love.

Goles: 1-0. M. 68. Terry cabecea una falta botada por Beckham. 1-1. M. 92. Diego cabecea un centro de Gilberto Silva.

Árbitro: Markus Merk. Alemania.

Wembley: 88.000 espectadores. Primer partido que Inglaterra disputa en su nuevo estadio. Antes de empezar se homenajeó al ex futbolista Alan Ball, recientemente fallecido.

'Becks' se fue del partido consciente de que su 'viejo' pie derecho siempre será reconocido
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Inglaterra se rinde ante Beckham

Beckham tuvo un regreso triunfal a la selección inglesa en un partido exigente por la calidad del adversario y la solemnidad de la noche. Enfrente estaba Brasil y los ingleses estrenaban internacionalmente el nuevo templo del fútbol, con capacidad para 90.000 espectadores y diseñado por el arquitecto Norman Foster, que a buen seguro será igualmente agradecido que el viejo con los buenos jugadores.

No había más remedio que competir con entereza y salvar el honor en tiempos muy malos para el plantel de McClaren. Y resultó que los anfitriones tuvieron el encuentro a buen recaudo hasta la prolongación, cuando Diego consiguió lo que se le había negado a Ronaldinho y Kaká en la última jugada. A fin de cuentas, los brasileños merecieron el empate más por las ocasiones que generaron que por su fútbol discreto.

Aunque llevó la iniciativa del juego, a la selección de Brasil le costó alcanzar posiciones de remate durante todo el primer tiempo. Inglaterra además se defendía con garra y concentración y no concedía ocasiones.

Uno y otro equipo especularon demasiado y confiaron su suerte en los lanzamientos de falta. Beckham, en el minuto 29, y Ronaldinho, cinco minutos después, dispararon muy ajustado a la portería en los dos momentos de mayor excitación hasta que el árbitro pitó el descanso. Pero Brasil iba demasiado lento, la pelota siempre al pie, sin tirar desmarques, poco vertical y nada profundo. En el equipo suramericano hubo también un exceso de conducción por parte de los futbolistas desequilibrantes, de Ronaldinho y de Kaká, que no consiguieron romper la defensa inglesa ni por las bandas ni con pases interiores. El equipo anfitrión apenas pisó la cancha ajena por más interés que pusieran el dinámico Joe Cole y la bota derecha de Beckham, tan preciso como elegante y mal acompañado en su regreso al combinado de su país, porque los medios apenas se descolgaron, cosa sorprendente en jugadores como Lampard o Gerard, que mezclaron mal. Amarraba mucho Inglaterra y tenía poco picante con el reaparecido Owen y el acelerado Smith.

Hubo un momento, en el arrranque del segundo tiempo, en que el encuentro pareció romper a favor de Brasil. Otra vez fueron sus estrellas las responsables. Ronaldinho y Kaká apuntaron bien al marco e Inglaterra no se venció por muy poco.

Apareció entonces Beckham, "el mejor extremo derecho del mundo cuando juega bien" -así le calificó el propio McClaren- y Terry cabeceó el excelso centro del recuperado Becks, aplaudido a rabiar por todos los aficionados cuando fue sustituido, consciente de que la calidad de su viejo pie derecho siempre será reconocida en cualquier buen estadio por muy nuevo que sea como era el caso de este Wembley.

Ocurrió, sin embargo, que la selección de Dunga no paró hasta alcanzar el empate en el último remate del encuentro. Diego, un jugador menudo, encontró su sitio y el momento para cabecear y fastidiar la noche a los ingleses, contentos con la pasión y el espíritu mostrados por su equipo, con el tackle de sus medios y con el toque del recuperado y aplaudido Beckham.

A falta de fútbol colectivo, y puestos a resolver el encuentro en acciones individuales, el todavía jugador madridista se siente capaz de cualquier cosa, incluso de ser el protagonista de un encuentro amistoso Inglaterra-Brasil en el estreno de un nuevo campo después que haya decidido dejar Madrid e irse a Los Ángeles la próxima temporada.

Beckham se abraza al capitán Terry tras el gol de los ingleses.
Beckham se abraza al capitán Terry tras el gol de los ingleses.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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