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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

"No se movía bien y estaba nervioso"

Pese a su derrota, el alemán Kiefer no ve bien a Nadal, que afronta hoy a Almagro

Éste es el parte de guerra. Ni uno solo de los favoritos para ganar el Abierto de Estados Unidos sigue en el torneo con la coraza impoluta y las esperanzas completas. Ninguno sobrevive sin haber perdido un set. Y ninguno ofrece todavía señales claras de su valía. El título se discute por ahora según las leyes de la jungla, bajo un sol violento y en partidos de aúpa. Ahí, en la sesión nocturna, retumban las canciones roqueras de Bon Jovi. Y ahí, entre el griterío de la muchachada neoyorquina y sus cervezas, se escucha en la madrugada del viernes una orden parecida a ésta: "¡Deja de quejarte y juega!". Gesticula Toni Nadal y le oye su pupilo, Rafael Nadal, el número tres del tenis, que se clasificó para la tercera ronda ganando al alemán Nicolas Kiefer (6-0, 3-6, 6-3 y 6-4), pero dejando dudas.

"¡Deja de quejarte y juega!", gesticula Toni Nadal y su pupilo le oye
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Hoy le espera un encuentro duro en la pista y el corazón porque jugará contra Nicolás Almagro, que vive bajo un nubarrón. "Son momentos difíciles. Siento melancolía", cuenta el buen murciano, que ha visto cómo Antonio González, su entrenador, sufría tres infartos cerebrales; que pelea y juega no sólo por él, sino también por su técnico. "Quiero demostrarle que la fuerza que me manda también me ayuda para salir adelante".

Nadal vive su día a día "con precaución", según su equipo. Cada jornada se trata con la máquina Tecar que ha traído de España la zona abdominal, que "evoluciona bien" desde que aparecieron las dolencias en Montreal, pero aún le molesta, especialmente en el saque.

Eso tiene consecuencias. Cuando Nadal se acuesta el viernes, pasadas las tres de la mafrugada, una voz aún retumba por el Corona Park. Esa voz pertenece a un hombre que ayer por la mañana aún seguía hablando en la sala de jugadores sobre los españoles y sus apasionadas celebraciones; que casi aprovechó el mejorable revés del español; que explotó un servicio que, de tímido, sobrevivió gracias a una clase magistral de efectos -Nadal sólo sacó a 173 kilómetros por hora de media y con el segundo a 140-, y que sucumbió porque el mallorquín tuvo el valor de retomar el mando del encuentro cuando ya era más que un desafío (6-0, 3-6 y 4-4). Es la voz de Kiefer: "Según avanzó el partido, Nadal ya no se movía tan bien. Se podía ver que estaba cansado. Demostró nervios. Por primera vez, pensé que podía ganarle".

Éste es el parte de batalla de Nadal, un tenista que se reclama al ciento por ciento pese a los dolores abdominales y a que se dañó ligeramente el tobillo izquierdo en su primer partido. "Ha habido una adversidad y se ha superado. Me siento tocando muy bien la pelota", dice. ¿Y las apasionadas celebraciones de su banquillo? "Me han animado como siempre, pero volver a la competición hace que las emociones sean fuertes".

Queda Almagro, el número 33, que no sabe ya ni cuántos kilos ha perdido. "Tengo un nudo en el estómago", explica; "estoy preocupado. Echo en falta a Antonio... Llevo viajando con él 13 años. Ha sido un palo psicológico. Sé que Nadal saldrá a morder. Yo, también. Sale de una lesión y yo estoy más tranquilo, más sereno".

Nadal no fue el único con problemas. Roger Federer ganó (4-6, 6-3, 7-5 y 6-4) a Lleyton Hewitt, pero con momentos desesperantes (59 errores no forzados y 14 bolas de break cedidas). Novak Djokovic, casi lo mismo: batió a Witten (6-7, 6-3, 7-6 y 6-4).

Otros resultados: 3ª ronda: Hombres: R. Stepanek (R. Che.)-P. Kohlschreiber (Ale.), 4-6, 6-2, 6-3 y 6-3. Mujeres: N. Petrova (Rus.)-J. Zheng (Ch.), 6-4 y 6-1.

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