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MUNDIAL DE F-1 | Gran Premio de Brasil
Columna
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Red Bull no ha perdido la chaveta

Por extraño que parezca, la cúpula de Red Bull que maneja la escudería de fórmula 1 no ha perdido la chaveta. De haber apostado deliberadamente por Mark Webber hace algunas carreras, el australiano seguramente ya sería campeón. Pero el objetivo del equipo de Milton Keynes va más allá del título. Lo que quieren es demostrar que su apuesta, que su modelo, es ganador. Ayer se apuntó de forma matemática el título de constructores y eso, por más que cuente menos que el de pilotos, supone un gran prestigio para una estructura que tan solo lleva seis años en la fórmula 1. Gracias a él, ya se ha ganado el respeto de las demás escuderías, aunque estas tengan sus vitrinas mucho más llenas de trofeos.

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Pero Red Bull persigue algo más. Así se explica el manejo que el departamento deportivo de la marca hizo de sus dos pilotos en Brasil. Lo que querían Dietrich Mateschitz, el dueño, y Christian Horner, el jefe, es que Webber y Sebastian Vettel, sus dos pilotos, llegaran a Abu Dabi con posibilidades aritméticas (y factibles) de proclamarse campeones. Y lo han conseguido. Eso denota varias cosas. En primer lugar, y lo más importante (sobre todo, para los intereses de Fernando Alonso y Ferrari), demuestra que confían ciegamente en la superioridad mecánica de su monoplaza. Si la división deportiva no estuviera completamente convencida de que el RB6 tiene el potencial suficiente para conseguir otro doblete (sería el quinto del curso), seguro que la hoja de ruta del Gran Premio de Brasil habría sido muy distinta. Creo sinceramente que esa apuesta dice mucho del tipo de equipo y de marca que es Red Bull.

También estoy convencido de que, en función de cómo vaya la carrera en Abu Dabi y si Vettel circula en cabeza por delante de Webber y Alonso ocupa la tercera plaza, el equipo ordenará al alemán que se deje adelantar por su compañero porque, en caso contrario, regalarían el título a Ferrari. Es cierto que Alonso sigue al frente de la clasificación y que, si desde el muro le hubieran ordenado ayer a Vettel que se dejara superar por su compañero (como Ferrari hizo con Felipe Massa y Alonso en Alemania), el panorama aún sería más claro para ellos.

Aun así, sigo pensando que Red Bull es favorito con vistas a la consecución del título porque su coche es el que ofrece mejores prestaciones. Sobre el papel, las características del trazado de Interlagos debían favorecer claramente a Ferrari y, sin embargo, nadie vio el pelo a los dos RB6. En Abu Dabi mucho me temo que la historia se va a repetir y que la escudería de Keynes volverá a dominar la mayoría de las sesiones de entrenamientos y la carrera.

En estas circunstancias, a Ferrari y Alonso no les queda otra opción que salir al ataque, presionar al máximo y esperar que Red Bull sufra algún problema, bien sea por un error de pilotaje de Vettel o Webber o por un fallo estratégico o mecánico. Alonso lleva ya tiempo destacando la fragilidad del bólido diseñado por Adrian Newey, un ingeniero brillante que, a veces, se arriesga demasiado cuando se pone a dibujar. Con esa información, el español también debería arriesgarse un poco más que este fin de semana y hacerlo además desde el sábado.

La configuración de la parrilla será clave en un circuito en el que adelantar es realmente complicado. Si uno sale delante, tiene muchas posibilidades de librarse de los líos que pueden producirse y, además, puede tener la ocasión de escaparse. Alonso es muy consciente de que, en condiciones normales, el Red Bull es más rápido que su Ferrari, pero ya se encargará de meter presión en la medida que pueda. Ayer ya lo hizo durante las últimas vueltas, cuando se fue acercando progresivamente a Webber. Además, sabemos que Alonso es un martillo. La fuerza mental es uno de sus puntos fuertes y puede llegar a desesperar a sus oponentes. A diferencia del RB6, el F10 es un coche muy fiable que, además, cuida mucho los neumáticos, una cualidad que también hay que tener muy en cuenta.

Ahora solo falta que, en un escenario tan delicado como el que se dibujará en Abu Dabi aparezca un McLaren y se convierta en el juez. Lewis Hamilton solo tiene una remota posibilidad de proclamarse campeón, pero sí puede hacer que alguno de los tres que están mejor situados lo pierda. Y lo mismo le ocurre a su compañero, Jenson Button. Eso será siempre que McLaren acierte en la configuración de su monoplaza porque es evidente que, en el tramo final, la escudería de Woking se ha dormido un poco en los laureles a la hora de desarrollar su MP4/25.

Pase lo que pase, la última carrera del Mundial no podía presentarse más emocionante.

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