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ATLÉTICO, 0 - OSASUNA, 0

Al Atlético solo le falta el gol

El equipo de Manzano juega con Osasuna pero se encasquilla en los metros definitivos (0-0)

Con buen gusto por el fútbol, con el pase y el balón por bandera, el Atlético se relamió hasta el punto de que jugó con su rival, Osasuna. Pero sin ideas en los metros concluyentes, quizá achicharrado por la canícula de la mañana, la penalización fue definitiva y el empate a cero, que no a nada porque solo le faltó el remate oportuno, fue la consecuencia de una carencia, de una negligencia que en el Calderón se espera resuelva Falcao cuando llegue el transfer. Pero algo ha cambiado: el portero saca en corto; el balón, de línea en línea, no tiene prisa por alcanzar el área opuesta; y se tejen las jugadas de forma laboriosa, solo deshilachadas al final. Una propuesta deliciosa sin premio, unas maneras que no se veían en años. Unas tablas, sin embargo, que dejaron entrecortados los ánimos, que festejaron los de Osasuna, rácanos en el juego, pero tan abrigados atrás como certeros en el cierre.

ATLÉTICO, 0 - OSASUNA, 0

Atlético de Madrid: Courtois; Silvio, Perea, Domínguez, Filipe Luis; Gabi, Mario Suárez, Tiago (Juanfran, m. 75); Reyes, Adrián y Salvio (Arda Turan, m. 61). No utilizados: Joel; Godín, Antonio López, Assunçâo, Miranda.

Osasuna: Riesgo (Andrés, m. 44); Marc Bertrán, Sergio, Roversio, Raitala; Nekouman, Puñal; Cejudo, Timor (Lamah, m. 59), Kike Sola (Lolo, m. 80); y Nino. No utilizados: Flaño, Calleja, Annunziata y Ibra.

Árbitro: Ayza Gámez. Mostró la cartulina amarilla a Perea.

Vicente Calderón. 40.000 espectadores.

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Se lo puso fácil Osasuna al Atlético, que no le exigió nada a la defensa, que no le apretó en posiciones adelantadas, que no le sugirió ser un equipo batallador y menos le atacó. Pusilánime en lo ofensivo, se remitió exclusivamente al contragolpe, un arma un tanto estéril porque dejaron solo a Nino en campo contrario, porque los jugadores de la segunda línea ni siquiera se desataron de los corsés tácticos y defensivos. Uno contra todos; cero patatero. Jauja para el Atlético.

Respaldado por los buenos resultados de la pretemporada europea y convencido de su superioridad, de que la semilla del buen fútbol ya germinó, el equipo rojiblanco propuso un juego tan atildado como fascinante, aunque un tanto infructífero. Uno, dos, tres y vuelta a empezar. De aquí para allá en busca de una grieta, del hueco definitivo. Posesión del balón; superioridad territorial; fútbol de alta alcurnia. Incluso lo que al principio se atendía como una locura y se acompañaba con un silencio superlativo, el pase al portero, el mover el cuero atrás, al final se aplaudió con alegría. No fallaba Domínguez, no se complicaba Perea y, sobre todo, cualquier balón que entregaba Courtois -le ganó definitivamente la partida a Joel-, eran situaciones de ventaja para la zaga, raíces para iniciar la jugada en condiciones. El problema, sin embargo, estribaba en las siguientes líneas, donde se apretujaba Osasuna en dos líneas de cinco al borde del área, donde no se cobraba protagonismo el ariete atlético, donde se echaba de menos a Forlán y Agüero, o a Radamel Falcao, un jugador por estrenarse que asegura remate y gol.

Con Adrián en la punta de ataque, el Atlético trata de validar esa teoría de que no se está en el área rival, sino que aparece. El problema es que con estos jugadores, se hace mutis en el momento decisivo. Adrián, de movimientos hirientes y futbolista que juega para el resto, abre huecos que no se aprovechan. Porque Reyes prefiere conducir y trazar un eslalon marca de la casa, porque Tiago y Gabi no rompen desde atrás y porque a Salvio le cuesta definirse. Fue, en cualquier caso, Salvio quien leyó mejor la jugada, el que se juntó a Adrián para abrir el boquete, para buscar la prolongación en las jugadas. Así, un tacón del punta lo remató a contrapié de Riesgo, que sacó la pierna a última hora, que desbarató la mejor ocasión y, de paso, se lesionó para darle paso a Andrés, toda vez que Ricardo se quedó en Pamplona en una decisión que sorprendió a propios y extraños. Y fue Salvio, también, quien en un contragolpe, despistado Osasuna porque entendió que un saque de esquina a favor era el mejor de los premios, el que lanzó una ofensiva de 50 metros que saldó con un disparo lejano que escupió el poste. Dos ocasiones fallidas y una confirmación: al Atlético le falta remate y gol.

Sin más versiones, con Osasuna encasquillado en la creación porque Nekouman -perezoso para cobrarse el desmarque y bien grapado por uno de los dos volantes rivales- no se significó, el Atlético rasuró cuantos balones merodeaban por la medular para lanzar una ofensiva tan trabajada como infecunda. Todo un gatillazo. De poco sirvió la entrada de Arda Turan, con buen pie para el pase, pero falto de ritmo y poco dado a la llegada desde la segunda línea. Por lo que Reyes siguió a lo suyo, demasiado individualista, a Adrián se le fundieron los plomos y al Atlético, finalmente, las ideas. Solo Gabi, táctico como pocos, se animó a pisar el área. Pero tenía el tobillo torcido, el disparo desatinado. Un susto de Nino que fregó el palo, otro golpeo de Reyes al poste, un disparo de Adrián sobre la bocina y sanseacabó, el Atlético es otro: juega mejor, pero en la Liga, a falta de que se ponga la casaca Falcao, le falta gol.

Riesgo y Salvio chocan en la disputa del balón.
Riesgo y Salvio chocan en la disputa del balón.PAUL WHITE (AP)
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