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BALONMANO | La selección española, en la cima de oro
Columna
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Un partido a enmarcar

No hay palabras para relatar lo que sentí cuando vi que España se proclamaba campeona mundial en Túnez. El éxito de la selección fue total. Jugó un partido para guardarlo enmarcado. Una lección imborrable de cómo debe afrontarse y jugarse una final de un Campeonato del Mundo. Creo que es el fruto del trabajo realizado por Juan Carlos Pastor, pero también de todo el equipo. Esta medalla de oro se ha basado en algunos factores muy concretos: el primero, el nivel de trabajo que ha realizado la selección; el segundo, las constantes rotaciones en los partidos, que han permitido mantener un ritmo de juego superior al de todas las demás selecciones, y tercero, la excelencia de la defensa española, que ha obligado a los rivales a buscar siempre el centro, cerrando el campo y evitando así los lanzamientos desde los extremos. Esta gran defensa, además, ha posibilitado la brillantez que han tenido los porteros. Tanto David Barrufet como José Javier Hombrados han estado pletóricos durante todo el campeonato. Y han sido uno de los baluartes en los que se ha basado el equipo español.

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Sin embargo, no fueron los únicos. Otros jugadores han explotado en este Mundial y han alcanzado un nivel de juego que les servirá en los próximos meses en la Liga española. Es el caso de Iker Romero, de Alberto Entrerríos, de los extremos Juanín y Albert Rocas, del pivote Rolando Uríos... Pero, sobre todo, es el caso de un Mateo Garralda que merece una felicitación muy especial. En 1993, cuando yo dirigí la selección en el Mundial de Suecia, Garralda fue proclamado el lateral derecho del equipo ideal. Ayer, 12 años después, volvió a entrar en el siete ideal. Era algo impensable a sus 35 años porque ha sido un jugador baqueteado por las lesiones y que llegó con muchos problemas en sus rodillas. Pero su elección fue incuestionable. Mateo jugó un gran Mundial y se llevó el equipo a su espalda cuando más falta le hacía. Fue el gran capitán que necesitaba la selección de Juan Carlos Pastor.

La victoria en este Mundial, sin embargo, es un poco la victoria de todos los que han formado parte del equipo en Túnez y también de aquéllos que hemos estado trabajando tantos años para que eso ocurriera. Todos debemos estar orgullosos de este título porque todos hemos aportado algo en algún momento determinado. Y ahora lo que hay que hacer es mimar a esta selección y saber aprovechar el tirón que este triunfo dará al balonmano español. Administrarlo bien para conseguir que suban las licencias y que los niños vuelvan a interesarse por este deporte. Hay jugadores para conseguir más éxitos importantes. Pero, por el momento, me quedo con el recuerdo de este partido que guardaré para siempre grabado en mi vídeo.

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