El marciano Gilbert
Triunfo al sprint de Boasson Hagen en vísperas de la gran contrarreloj
En La Clayette, donde la mirada vacuna de las terneras charolesas tan bien alimentadas contempla el paso del pelotón que cobra, entre tanto agro primaveral (temperatura del día: 77 grados farenheit), aires marcianos, ganó al sprint Edvald Boasson Hagen, que bajó del cielo con un maillot del Sky, pero no es de Marte, sino de Noruega y tiene un montón de talento. Tampoco es marciano Philippe Gilbert, sino belga, pero un marciano despistado pareció con su ataque al borde del río, entre meandros, a poco más de un kilómetro de la llegada sin un mal repecho al que agarrarse. Fue un ataque de clase y orgullo el del valón, imbatible en 2011, que se sigue buscando en su año más horrible.
Si el Tour serán más de 100 kilómetros contrarreloj, en la Dauphiné habrá 53 el jueves, y Bradley Wiggins y Cadel Evans, que quieren ganar la Dauphiné y quieren ganar el Tour (Evans ya lo ha ganado una vez), y son excelentes contrarrelojistas, buscarán asombrar y asombrarse. Otros admiradores del Tour, no tan buenos contrarrelojistas, como Nibali y el doliente Samuel, tan golpeado, tan de naranja, descubrirán en los eternos falsos llanos de Bourg en Bresse, si podrían ser capaces de limitar lo suficiente las pérdidas para no partir el 30 de junio batidos de antemano de Lieja. Esa respuesta, y negativa, la posee ya Andy Schleck, quien, se supone, proseguirá su semana de vacaciones por el sureste francés.
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