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Un fogonazo en medio de un apagón

Un zurdazo de ‘Cebolla’ Rodríguez al límite del tiempo da la victoria al Atlético (1-0) frente a un aguerrido Viktoria Plzen

LADISLAO J. MOÑINO
Cebolla dispara para firmar el gol del triunfo.
Cebolla dispara para firmar el gol del triunfo.LUIS SEVILLANO

Un zurdazo de Cebolla Rodríguez desde 30 metros de distancia, cuando ya expiraba el partido, dio al Atlético un triunfo en el que quien más creyó fue su entrenador, Diego Pablo Simeone, pese a la noche de fútbol espeso que le dieron sus futbolistas. Ya marcó un gol de similar factura el uruguayo en Israel. El de ayer fue lo mejor de un partido desangelado por las calvas en los graderíos y la falta de juego. Un fogonazo en medio de un apagón. Con más cuajo y más argumentos físicos, técnicos y tácticos que los del endeble Hapoel de Tel Aviv, el Viktoria no fue un rival tan asequible para la cara B del Atlético.

Vivió más el partido Simeone en la banda que algunos de sus futbolistas. Al técnico rojiblanco le da igual que la visión de las gradas den un aspecto de bolo. Dirige desde la entrañas y desde esa pasión no debió de gustarle nada lo que vio en el primer tiempo, sin demasiadas señas de ese equipo que tiende a acogotar a sus contendientes por anticipación. Esa virtud depende de la intensidad y la de ayer no fue la adecuada, principalmente en esos primeros 45 minutos.

ATLÉTICO, 1 - VIKTORIA, 0

Atlético: Sergio Asenjo; Kader (Saúl Ñíguez, m. 85), Pulido, Cata Díaz, Cisma; Gabi, Emre; Adrián, Koke (Tiago, m. 63), Cebolla Rodríguez; y Diego Costa (Raúl García, m. 60). No utilizados: Courtois; Godín, Sílvio y Ndoye.

Viktoria Plzen: Kocakic; Reznik, Sevinsky, Cisovsky, Limbersky; Darida (Hejda, m. 90), Prochazka; Rajtoral (Hora, m. 89), Hanousek, Duris; y Bakos. No utilizados: Bolek; Horvath, Malakyan, Zeman y Stipek.

Gol: 1-0. M. 93. Cebolla Rodríguez lanza un gran zurdazo desde la frontal del área.

Árbitro: Antony Gautier (Francia). Amonestó a Gabi, Emre y Prochazka.

Unos 25.000 espectadores en el estadio Vicente Calderón.

Debió de haber un toque de atención en el vestuario porque el talante fue otro tras el descanso. Aparecieron en el Atlético cierto nervio y una mayor agilidad con la pelota, siempre bajo la mirada fiscalizadora de su entrenador, que no se sentó en todo el partido.

Ante los ojos y los aspavientos de Simeone, el duelo se convirtió en una pasarela en la que casi ninguno de sus futbolistas desfiló a la altura debida. A Kader, el lateral tunecino, recién convocado por su selección nacional, se le vio demasiado tierno ante la potencia de Limbersky, que le rompió en alguna ocasión con un simple cambio de ritmo. Enseñó Kader mejor rosca en un par de pases que aptitudes defensivas. Puede que achacara la pesadez de piernas del novato. Al otro lado, de Cisma no hubo demasiadas noticias, aunque estuvo más centrado en la defensa. Por delante de él, tampoco Cebolla Rodríguez estiró al equipo todo lo que se esperaba, sobre todo en ese primer tiempo que exasperó los nervios de su entrenador.

Los focos principales estaban puestos en dos futbolistas, Emre y Adrián. El primero enseñó en un pase que tiene buen pie para romper las líneas. Su destinatario fue precisamente Adrián, que fue objeto de un penalti que el colegiado no señaló. Le faltó más continuidad a Emre, que tampoco tuvo el arranque que demandan este tipo de partidos muertos. A un jugador de su jerarquía hay que exigirle que dé un paso más o los que hagan falta para ir a buscar la pelota, para despertar y agitar el duelo.

A un jugador de la categoría de Emre hay que exigirle un paso más

Adrián tampoco respondió al envite de su titularidad. Protagonizó un par de esa conducciones en velocidad que le hicieron temible y poco más. Se le vio con falta de tacto en el pase corto al recibir de espaldas y, lo que es peor, se arriesgó poco en algunas acciones en las que iba de cara: ni dribló ni se atrevió a filtrar el balón entre las líneas.

Entre Adrián y Emre estuvieron Koke y Gabi, que tampoco contribuyeron en demasía a que el fútbol fluyera. El primero ni siquiera enseñó ese golpeo tan temido a balón parado. Gabi estuvo impreciso en el pase y por ahí se rompieron la mayoría de las ocasiones en las que su equipo tuvo oportunidad de elaborar algo de fútbol. En ese páramo también Diego Costa se perdió sin remisión.

Sin bandas y obtuso con la pelota por el medio, no tuvo el Atlético una ocasión clara. Lo más que se acercó al gol fue en unos cuantos intentos desde fuera del área y en un centro de Adrián que Raúl García remató con la puntera en la boca de gol, pero Kozacik, el portero checo, se la sacó. Fue su única intervención de mérito junto a otro cabezazo del propio Adrían, las dos únicas oportunidades en las que fue exigido de verdad.

Adrián tampoco respondió el envite de su titularidad: ni dribló ni filtró el balón

Terminó el Atlético con cuatro mediocentros con la entrada de Tiago y Raúl García y eso contribuyó más a la confusión. Pero la prueba concluyó con el golazo de Cebolla Rodríguez, que eleva a 15 la racha de victorias del Atlético en las competiciones oficiales.

Si hay una lectura positiva es que el equipo no pierde y que infunde respeto pese a jugar con una alineación en la que faltaron sus futbolistas más importantes. La otra nota a tener en cuenta es el carácter de Simeone para tratar de levantar desde la banda a sus futbolistas en una noche aciaga. Si hubo un impulsor de la victoria fue él. Con sus gestos pasionales, con su afán por inculcar a sus jugadores que allí debía haber un partido de fútbol, no un entrenamiento.

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Sobre la firma

LADISLAO J. MOÑINO
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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