El triunfo de Rosell

Rosell ya tiene en la figura de Neymar la piedra sobre la que edificar su iglesia, que será seguramente el futuro Camp Nou, un proyecto que parece coger vuelo mientras se empieza a discutir sobre el calendario electoral. El presidente del Barça podrá aspirar a la reelección y seguir el mismo camino que Florentino Pérez sin que nadie le diga que es primo hermano del mandatario del Madrid después de ganar la puja por el delantero del Santos.

A Rosell le ha sido difícil tomar mando en plaza en el fútbol, donde seguramente era más conocido como hombre de negocios que en calidad de directivo, sobre todo porque durante un tiempo se identificó al Barcelona con Guardiola y se sabía de la buena sintonía que había entre los presidentes del Barça y del Madrid, tanto que se llegó a decir que el azulgrana se opuso en su día, cuando era videpresidente, al fichaje de Eto’o por temor a despertar la ira del madridista. A partir de Neymar, se supone que no se volverá a dudar jamás de Rosell ni de su poder y legitimidad para lucirlo.

No hay que olvidar que Rosell fue decisivo en la activación del círculo virtuoso. Laporta apostaba cuando era candidato por Beckham y a la que salió presidente negoció el fichaje de la triple A (Ayala, Albelda y Aimar) por recomendación de Cruyff. La solución ante el fracaso de las dos operaciones fue Ronaldinho, incorporado por la intervención del hoy directivo Manuel Arroyo y del entonces vicepresidente Rosell.

Pocos directivos dominaban entonces el mercado como Rosell, hombre fuerte de Nike en Brasil, decisivo en las contrataciones de Ronaldinho y Deco por sus buenas relaciones también con la Federación Portuguesa y con el seleccionador Scolari. Rosell estuvo a punto de fichar incluso a Cristiano Ronaldo. No lo consiguió y se quedó con Quaresma porque el Barça no quiso pagar el traspaso que exigía el futbolista como compensación al Sporting de Lisboa, sino que pretendía incorporarlo al año siguiente, cuando acababa contrato. El Manchestar United abonó 17,5 millones y CR acabó en Old Trafford mientras Beckham recalaba en el Bernabéu y Ronnie llegaba al Camp Nou, pese a la oposición de Pérez.

A diferencia de hace 10 años, ahora es Rosell el que manda y Neymar prefiere el Barça al Madrid. Aunque la presentación del brasileño evocó por momentos a la época de los galácticos, el Barça se ha ganado a las estrellas por su fútbol. No se trata de montar un equipo luminoso después de una etapa lúgubre, como pasó cuando se contrató a Ronaldinho, sino de dar continuidad al éxito y evolucionar su juego para que vuelva a ser competitivo en Europa. El máximo representante del modelo barcelonista se llama Messi.

Así que se trata de ver cómo funciona la mezcla Neymar-Messi, la playa y el barrio, el fútbol que viene con el de toda la vida, el club y el equipo, Brasil-Argentina, Nike-Adidas. Vuelve el Barça sobre sus pasos, como cuando formaba con Ronaldinho, Eto’o, Messi, o con Henry e Ibra, y recupera una vena brasileña que le funcionó muy bien con Ronaldinho, Romario, Ronaldo y Romario. A diferencia de Laporta, Rosell siempre creyó más en los futbolistas que en los entrenadores y los directores deportivos. El presidente ha sido, por tanto, consecuente con el ideario de Rosell. El hombre de negocios ya ejerce de máximo mandatario en un equipo que lleva el sello futbolístico de Cruyff.