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Giaccherini, el símbolo de la Italia trabajadora de Conte

El ojito derecho del seleccionador, autor del primer gol ante Bélgica, juega sin bazo y tiene que ponerse tres vacunas al año

Eleonora Giovio
Giaccherini celebra con rabia el gol del 1-0 ante Bélgica.
Giaccherini celebra con rabia el gol del 1-0 ante Bélgica. MAST IRHAM (EFE)

“Nuestra receta es el sacrificio, la humildad y que los tenemos cuadrados”, resumía anoche Leonardo Bonucci después de la victoria de Italia contra Bélgica por 2-0. “El secreto de Italia es el grupo. Candreva se recorrió toda la banda en el minuto 92 porque creía en ese balón [el que centró para que marcara Pellè], Immobile entró y corrió por tres…”, explicaba el central italiano autor de una asistencia a lo Pirlo en el primer tanto.

En ese grupo hay alguien que Antonio Conte seleccionaría incluso para un torneo de ajedrez o un maratón. Es Emanuele Giaccherini, 31 años, el centrocampista del Bolonia que anoche abrió el marcador con un gran control y un gran remate. Es el ojito derecho del técnico y el símbolo de su Italia, una Italia trabajada y trabajadora.

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“Si se apellidara Giaccherinho todos hablarían de él”, decía siempre Conte. ¿Giaccherini qué? ¿Giaccherini quién? ¿Giaccherini para qué? Eran las preguntas que se hacían muchos –no sólo en el extranjero- cuando el seleccionador italiano dio la lista para la Eurocopa. Giaccherini es su pupilo (le trajo a la Juve y se pilló el rebote del siglo cuando lo vendieron después de tres años), por entrega, esfuerzo, espíritu de sacrificio, inteligencia táctica. Pero también por calidad y conducción rápida con la pelota.

“La jugada la habíamos probado en el entrenamiento y nunca salía. Conte me dijo en la víspera del debut contra Bélgica que si fallaba un gol como el que fallé contra Escocia me habría hecho volver a casa andando…”, contaba anoche Giaccherini que dedicó el gol a su abuelo fallecido y regaló la camiseta del partido a su padre. “Para agradecerle todos los sacrificios que ha hecho por mí”, dijo el pequeño centrocampista (1,67m) que debutó con la selección en junio de 2012 y lleva 25 partidos.

Giaccherini llegó tarde al fútbol de élite (en 2008 estaba jugando en Tercera, en 2009 en Segunda) y estuvo a punto de colgar las botas con 15 años cuando le tuvieron que extirpar el bazo después de un choque con un portero. “Tengo que ponerme vacunas cada tres meses para que mis defensas no se resientan”, contaba a finales de mayo en una entrevista en El Corriere della Sera. Curioso, el titular de esa entrevista fue: “Italia y yo, infravalorados. Será bonito sorprender a todos”.

Criado en un pequeño pueblo de 1.000 habitantes de la Toscana, pasaba los veranos tirando piedras en un río junto a sus amigos. Allí vuelve para desconectar. Cuando jugaba en Tercera, en el Pavia, le veían llegar al campo de entrenamiento con un Ford Fiesta destartalado y 250.000 kilómetros en el motor. Siempre se quedaba a charlar con todos en el bar cercano al estadio. Después de una temporada en Segunda, en el Cesena, Conte le fichó para la Juve.

“Si se apellidara Giaccherinho todos hablarían de él”, decía siempre Conte.

Fijo en su esquema de juego, el club bianconero lo vendió en verano de 2013. Giaccherini hizo las maletas y se fue al Sunderland. Jugó 24 partidos y marcó 5 goles en la primera temporada. La segunda estuvo KO por una lesión y el verano pasado, después de la pretemporada, el club inglés decidió cederlo un año al Bolonia. Nadie sabe qué será de él después del verano. Acostumbrado a tener que luchar siempre desde que empezó –la frase que más escuchaba cada vez que iba a probar en algún equipo era: “bueno, pero demasiado pequeño’”-, se ha convertido en el soldado luchador de la Italia de Conte.

A Giaccherini le gusta definirse como un chico normal. “Soy una persona limpia, sencilla, que en la vida ha tenido la suerte de saber jugar al fútbol. Con 16 años trabajé un verano de obrero. Fue duro. Me di cuenta de lo que no quería hacer, pero que habría tenido que hacer si las cosas en el fútbol no hubiesen ido bien”.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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