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Mercado decide un derbi gris

El Sevilla derrota al Betis en un partido de escaso fútbol, donde se le anuló un gol legal al conjunto verdiblanco que suponía el empate

Rafael Pineda
El bético Álex Alegría, al que se le anuló un gol legal, pelea con Pareja.
El bético Álex Alegría, al que se le anuló un gol legal, pelea con Pareja.PACO PUENTES (EL PAIS)

El Sevilla volvió a imponerse en el derbi al Betis. No necesitó mostrar su mejor fútbol, entre otras cosas porque no sabemos, todavía, si este equipo que construye Jorge Sampaoli es capaz de ofrecerlo. Le bastaron en el derbi una acción a balón parado de Mercado y un error grave del juez de línea, que invalidó un gol legal de Álex Alegría. Los dos equipos anotaron un tanto. Uno subió al marcador y el otro no. Millones de espectadores supieron al instante que el tanto bético fue legal. El fútbol, anclado en el pasado, es incapaz de utilizar la tecnología y provoca resultados como el que se dio en Nervión. Alegría sevillista y frustración bética, aunque las distancias se han reducido mucho.

El Sevilla tuvo la virtud de defenderse bien, pero, realmente, no jugó a nada. A Sampaoli solo lo sostienen los resultados, que son realmente buenos. Su juego es tan pobre como desalentador. El Betis lo intentó siempre después de un primer tiempo que jugó a la defensiva. Quizás mereció un punto, pero el derbi, de muy baja calidad, acabó definido por un gol de barrio. Apenas hubo fútbol, ni toque ni talento. Los de Poyet se deben sentir dolidos por el error arbitral, definitivo en un duelo que se movió por unos cauces de enorme igualdad. El Sevilla es segundo, pero no ofrece buenas sensaciones.

Hay un cierto punto de inflexión en la conducta de Sampaoli. El revolucionario ideario del entrenador argentino, que se plasmó en actuar con solo dos defensas en partidos como el Madrid de la final de la Supercopa o el estreno liguero ante el Espanyol, es ahora un mero recuerdo. Sampaoli, como todos los mortales, quiere resultados. Por eso ya siempre actúa con una defensa de cuatro hombres y, por eso, también, coloca Iborra junto a Nzonzi en el centro del campo en un partido tan especial como el derbi.

Con un ambiente impresionante en Nervión, como era de esperar, el choque, impregnado de emotividad, necesitaba tranquilidad y fútbol. El centro del campo del Sevilla dibujaba mucho talento y calidad. Apenas ofreció de lo mucho que se le esperaba. El motivo hay que encontrarlo en la extraordinaria fogosidad de los jugadores del Betis, que disputaron el derbi como se tratara de una auténtica guerra. El Sevilla, muy plano, no podía con un rival que defendió como se le fuera la vida en ello. La primera jugada del derbi lo definió. Una alocada entrada de Petros sobre Iborra que le costó la tarjeta amarilla.

Todo fue choque y emotividad, sin fútbol ni pases, con Nzonzi y Vázquez muy tapados por los jugadores del Betis. Poyet ordenó resistencia y los suyos obedecieron como un ejército, disciplinado, eso sí, pero sin fútbol. Por eso el primer tiempo fue un auténtico disparate. Pérdidas de balón, pases errados e imprecisiones se vieron en uno y otro equipo. Demasiadas entradas, muchas amarillas y algún que otro error grosero. Como el del central bético Bruno, que permitió que Vietto le robara la cartera y se plantara ante Adán. Fue la mejor ocasión de los de Sampaoli. Nasri disparó sobre el pecho de Adán en la continuación de la jugada. El internacional francés lo intentó, pero se le notó fuera de forma, perdido en una guerra que no entendía. Resistió el Betis, con un Álex Alegría bajando balones en la delantera y en espera de alguna aparición de sus dos jugadores destinados a marcar las diferencias, Joaquín o Rubén Castro.

Al Sevilla le costaba encontrar su plan. Cantó bingo en una jugada a balón parado, con Mercado rozando la falta lanzada por Nasri. Adán erró en su media salida. El gol espoleó al Betis, que empató tres minutos después en una jugada invalidada de forma errónea por el juez de línea. Lo intentó el Betis, pero tiene muchas limitaciones. Un gol de rebote acabó por decidir un derbi muy gris. Eso, y un error arbitral impropio de un fútbol tan profesionalizado.

Poyet: "Me jode mucho esto"

R. P.

"Me parece que el Sevilla fue muy superior. Generamos siete u ocho ocasiones en cada tiempo por casi ninguna del Betis, que estuvo muy metido atrás", afirmó Jorge Sampaoli, entrenador de un Sevilla que volvió a imponerse en el derbi, aunque con una versión menor. "Ellos querían cambiar la historia, pero nosotros creemos que hemos sido justos ganadores", afirmó Sampaoli. "Nunca hablo de los árbitros, no es fácil para ellos. Ganamos claramente un derbi donde se jugaba el orgullo de la ciudad", destacó el entrenador del conjunto sevillista. Gustavo Poyet, preparador del Betis, lamentó amargamente el error arbitral que le privó a su equipo de lograr el empate. "Me jode mucho esto. Es un derbi, hubo mucha igualdad. Ustedes lo vieron y hubo un error grosero que nos privó del empate. Es la tercera vez que nos ocurre en esta temporada y ya está bien. Espero una llamada del jefe del colectivo arbitral para pedirnos perdón", aclaró Poyet, muy enfadado por la actuación del colegiado y, sobre todo, del juez de línea, que anuló un gol legal al Betis. Poyet acudió a la sala de prensa con un ordenador portátil en el que se mostraba el error arbitral.

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