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El Alcorcón se aferra a su mayor gesta ante el Alavés

El conjunto madrileño, que aún recuerda la eliminación al Madrid en 2009, se enfrentará al Alavés en los cuartos de final

El centrocampista del Alcorcón Iván Alejo celebra el gol marcado ante el Córdoba
El centrocampista del Alcorcón Iván Alejo celebra el gol marcado ante el CórdobaR. Alcaide (EFE)

Con la victoria ante el Córdoba en el Nuevo Arcángel, el Alcorcón se convirtió en el único equipo de Segunda en acceder a los cuartos de final de la Copa del Rey. Allí se enfrentará al Alavés, con quien la pasada temporada compartía categoría. El equipo alfarero tiene un recuerdo muy grande en el que inspirarse para seguir soñando. "Das marcha atrás y te vas dando cuenta de más detalles", dice Borja Pérez, con la misma tranquilidad con la que aquella noche heroíca de octubre de 2009 le marcó dos dianas al Real Madrid de Pellegrini, en el recordado Alcorconazo: la goleada de los de amarillo por 4 a 0, en los dieciseisavos de la Copa.

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Al Alcorcón, su adversario en cuartos, el Alavés, no le permitirá hablar de hazaña pero sí lo habilita a entusiasmarse con unas semifinales que no parecen ya tan lejanas. "Si es desde el corazón, queremos a un grande; si pensamos como gestores, preferimos a alguno de más abajo. Hay ilusión", había asegurado el presidente del club, Ignacio Legido, antes del sorteo. Fundado en 1971, el club del suroeste de Madrid disputará los cuartos de final de la Copa del Rey por primera vez en su historia.

Hoy, la Agrupación Deportiva Alcorcón pelea por escapar de las últimas posiciones de Segunda, donde ocupa la 17ª plaza con 23 puntos, a uno del descenso. El equipo amarillo ha logrado hacerse en casa, donde perdió solamente un partido, casualmente ante el Cordoba, su rival en los octavos de Copa, por 0 a 1 en la sexta jornada.

Dice Borja Pérez que el club ha cambiado mucho con el nuevo dueño belga Roland Duchatelet, que antes era una institución familiar, amateur, de Segunda B, y que ahora es "un club profesional con letras mayúsculas", y que no sabe si eso le ha hecho bien o no. "Es lo que es, la transición del fútbol amateur al profesional. Se vive y es divertido de otras maneras, todo es más serio, hay muchos intereses", añade el exdelantero.

Para cualquier futbolista, su primer gol al Madrid sería uno de los recuerdos más lindos de su carrera, una jugada aprendida de esas que se recitan y se reproducen con mímica, de memoria, ante amigos, hijos, nietos, o cualquiera. Porque aquel gol, aquel recorte de derecha hacia adentro y la definición con la pierna izquierda al poste alejado de Dudek, no fue un golazo en un partido intrascendente. "Lo celebré con rabia porque me había quitado un peso de encima. Ya le había marcado cuatro goles al Real Madrid [dos con el Leganés y dos con el Alicante, todos en la Copa del Rey] y daban por hecho que debía hacerlo de nuevo", confiesa Pérez, sin olvidar el festejo en esa esquina donde estaban todos sus amigos, sus padres y su mujer.

Pérez no tiene "nada que recomendar" a la plantilla actual de cara a los cuartos de final de la Copa del Rey porque considera que todos son profesionales muy reconocidos y de alto nivel. "Ellos me tendrían que haber aconsejado a mí", dice. Del Alcorconazo no queda nadie en la Agrupación Deportiva. Rubén Sanz, el gran capitán en la historia del equipo, se ha marchado a mitad del 2016 tras 13 temporadas. Solo él permanecía hasta entonces de aquella plantilla que eliminó al ganador de once Copas de Europa en 2009.

Desde el club eligen no salirse de la etiqueta de equipo revelación que alcanza unos cuartos de final de Copa por primera vez en su historia. Que lo prioritario es la Liga, insisten, que la Copa es un premio y que están "súper ilusionados". "Aquí ha cambiado todo desde el Alcorconazo. Antes estábamos en Segunda B y debimos adaptarnos a una liga profesional en Segunda, con otra infraestructura, cambios en el trabajo interno, en el personal y en la imagen del club", afirman desde el club. Hay algo que todos tienen claro: mientras mantengan el espíritu, un equipo de barrio puede complicar a cualquiera, porque de eso vive el fútbol.

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